La tragedia del avión de Germanwings, en la que fallecieron 150 personas después de que un copiloto estrellase el Airbus 320 de forma voluntaria contra los Alpes franceses, ha provocado cambios de relevancia en el sistema de controles psicológicos que realiza la operadora Renfe a los conductores de sus trenes.

Los maquinistas de la empresa pública están obligados a superar ahora una prueba de aptitud psicofísica una vez al año. Además, los centros homologados para realizar estos exámenes tendrán que conservar los expedientes clínicos durante al menos una década y también tendrán que disponer entre sus trabajadores de un psicólogo con, por lo menos, tres años de experiencia en el ámbito del transporte ferroviario.

Estos cambios están incluidos por Fomento en una orden ministerial que cambia de forma radical la normativa que regía hasta ahora, en la que la validez de los certificados de aptitud psicofísica de los maquinistas alcanzaban los tres años, excepción hecha de los trabajadores mayores de 55 años de edad, que ya tenían que pasar esta revisión una vez al año. Ahora, la regla afecta ya a todo el personal que se encarga de la conducción de los trenes.

Las inspecciones permiten detectar sustancias en el organismo del maquinista, tales como anfetaminas, benzodiacepinas, cocaína, metanfetamina, opiáceos y cannabis. La aparición de alguna de estas sustancias en las muestras biológicas que se realizan al personal ferroviario conlleva la consideración de no aptos en las pruebas psicofísicas. Antes eran "no aptos", pero solo de manera "temporal".