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El problema de tener un hijo diferente

Los especialistas resaltan la necesidad de detectar de forma precoz si un menor cuenta con altas capacidades

El problema de tener un hijo diferente

Chicos que componen para la Filarmónica de Nueva York y que luego suspenden la asignatura de música. Niños con un gran talento verbal o matemático, pero desmotivados por un sistema educativo incapaz de aprovechar su potencial. Muchachos de gran capacidad analítica, que sufren violentos arrebatos a la menor frustración. Tener un hijo con altas capacidades -o si se prefiere superdotado- puede llegar a ser una pesadilla si no se descubre de forma temprana y se encauza. La dolorosa carta publicada ayer por LA NUEVA ESPAÑA de la madre de Enol, el joven arrollado por el tren tras un forcejeo con su padre en Colloto, es una viva prueba de ello. Si a esos trastornos se une una patología mental -que no era el caso del muchacho fallecido, según aclararon sus padres-, el asunto se complica.

El psicólogo José Luis Pérez, que forma parte del equipo técnico de la Asociación de Padres de Alumnos de Altas Capacidades (APADAC), lleva veinte años trabajado con niños y muchachos diferentes. Empezó con siete y hoy atiende a 350. Hay unos 600 en toda Asturias, pero se cree que puede haber otros 3.000, cuyo potencial desconocen sus padres y profesores. "No significa que sean más o menos que nadie. Solo desarrollan determinadas estructuras antes de tiempo, determinadas funciones, como el talento verbal o matemático, que si no se aprovechan o estimulan pueden frustrar a la persona y generarle una gran ansiedad", asegura Pérez.

Muchos niños con altas capacidades fracasan en el colegio porque no reciben estímulos. "Aprenden a leer solos, a sumar, restar y multiplicar sin ayuda de nadie", indica el psicólogo. "Algunos se aburren en clase, son inquietos, molestan", añade por su parte Jorge del Castillo, vicepresidente de APADAC, que ve el problema desde la perspectiva de los padres. "Les gusta aprender, cuando el resto lo que quiere es jugar. Les gusta estar con niños mayores o adultos, siempre preguntando", añade Del Castillo.

Un aspecto chocante son los problemas de concentración de estos chicos. "En realidad, se trata de que sufren un exceso de estimulación, son hipersensibles. No logran concentrarse en las cosas que no les estimulan, rutinarias", asegura Del Castillo.

Chicos con tan diferentes intereses respecto de la media, "tienden a desarrollar una personalidad peculiar, introvertida. Se meten en sí mismos, con el riesgo de generar obsesiones, de tener un comportamiento ritualista", añade el psicólogo José Luis Pérez.

A pesar de todo, tratan de integrarse. "Pero si sus gustos no coinciden con los de los chicos de su propia edad, la jorobamos", dice Pérez. Esta dificultad de relación puede llevar a problemas de socialización y adaptativos, y alimentar el rechazo de los otros chicos, con efectos catastróficos.

Se sienten incomprendidos, creen que el mundo no es para ellos. "El mismo niño nota su diferencia", asegura el psicólogo. Su desarrollo cognitivo se produce primero que el emocional, lo que se traduce en mayores dificultades para controlar la conducta y los procesos de planificación. "Pueden sufrir una gran intolerancia a la frustración, y tener arrebatos", asegura José Luis Pérez.

Este psicólogo confiesa que el caso de Enol, que anteayer martes hubiese cumplido 21 años, le da "coraje". "Muy pocas veces te llega gente sana a la consulta. A veces con 18, 19, 20 años, una edad malísima, y si no están de trabajar nada, es muy difícil poder hacer algo", asegura.

La única solución radica en la prevención primaria y la formación en centros escolares. Unos tests permiten conocer si estamos ante un caso de altas capacidades. Pérez no es partidario de los centros especiales, sino de trabajar en la inclusión educativa, pero esta idea choca con el proyecto educativo actual, resalta por su parte Jorge del Castillo. "El problema primordial es la gran desinformación, para empezar entre los propios psicólogos, y después a nivel administrativo y en los centros educativos. Como estos niños y chicos no le cuadran al sistema, no te dan solución, ni cita con el orientador", asegura.

"El sistema educativo no les deja explorar, es lo que les mata", sentencia el vicepresidente de APADAC. "Hay algún colegio que está haciendo algún intento, pero ofrecerles una hora más de clase no sirve. Tienen que investigar y aprender a su ritmo", opina. Se hace preciso un cambio . "Ya hay muchos movimientos, no necesariamente relacionados con los niños de altas capacidades, en los que prima la atención personal, que sea el propio alumno quien investigue en la dirección que él elige, con proyectos o trabajo cooperativo", finaliza.

El psiquiatra Pedro Trobajo también cree que "un chico con un nivel de inteligencia superior tiene que estar detectado, debería descubrirse en atención pediátrica, para así enfocarlo en la edad escolar, es necesaria una atención temprana". Si un menor con altas capacidades no ha recibido la atención adecuada, "puede sufrir muchas disfunciones de la personalidad". En el caso de Enol, a Trobajo le entristece sobre todo la queja de la madre de que no tuvo mucha ayuda. "No pudimos darle la atención que precisaba", lamenta el psiquiatra. Ingresar a una persona contra su voluntad va contra ley, puesto que ésta salvaguarda los derechos de la persona, señala. Pero los ingresos forzosos también son posibles, si el paciente ha perdido su capacidad de juicio, siempre que sean corroborados por el juez.

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