-¿Cuáles son las líneas maestras de su programa?
-Apostamos por una regeneración democrática profunda, no de titulares. El empleo, sobre todo el de los jóvenes, es crucial para una región con problemas demográficos que no se resuelven encargando estudios. La formación es esencial, en una región que ha despilfarrado millones en formación para el empleo sin ningún éxito. La rebaja fiscal, con la supresión del impuesto de sucesiones, nos parece también esencial: no podemos echar a los jóvenes porque no hay trabajo, y espantar a otra parte de la población con una fiscalidad exagerada. La libre elección de centro, la inclusión de la red de 0 a 3 años en la consejería y la implantación de un concierto para cubrir todo el territorio regional, con precios asequibles, también son un aspecto importante. El contrato programa que garantice la financiación de la Universidad es indispensable, y una apuesta más decidida por la FP. Hay que aprovechar el potencial de nuestros investigadores, sobre todo en áreas como la sanitaria.
-La sanidad ha sido uno de los "puntos calientes" del Gobierno del PSOE.
-Es el mayor gasto del presupuesto, pero creemos que hay que mejorar la gestión. El ordeno y mando del PSOE en Sanidad no ha dado frutos. Hay que escuchar a los profesionales, lo que no se hizo, y dar una seguridad a los usuarios: no se puede esperar por una prueba diagnóstica en la que quizá te juegas la vida. El traslado del hospital es algo muy complejo, pero además se hizo coincidiendo con un cambio integral del sistema informático: no se planificó con eficiencia y faltó sensibilidad. Hay que racionalizar la gestión, e impulsar una ley de Garantías Sanitarias.
-¿Es sostenible la sanidad pública con su planteamiento fiscal?
-Absolutamente sí. Mi propuesta se acompañaría de un plan contra el fraude fiscal. Además, el exceso de presión fiscal tiene el efecto contradictorio de reducir la recaudación, porque se ahoga la actividad económica.
