Llevo unos días preguntándome para qué hemos votado los españoles en las últimas elecciones, ya que nuestros políticos se han convertido en adivinos y dicen saber qué es lo que quieren los ciudadanos, aunque eso no coincida con los resultados de las urnas. Así, asistimos a unos pactos que aúpan al poder a personas y partidos que han quedado hasta en tercer y cuarto puestos en unas elecciones.

Yo creía que ganaba el que más votos obtenía -como en las elecciones de delegado cuando estudiaba-, pero, por lo visto, el que gana es el que menos vergüenza tiene. Me explico: un partido se presenta con un programa y durante la campaña se dedica a defenderlo y/o a criticar a sus rivales. Después de la votación, no le importa renunciar a las promesas hechas al electorado y apoyar o pactar con aquellos a los que ha criticado con tal de "tocar poder". Además, no pactan en todas partes con el mismo: en unas comunidades apoyan a terroristas, en otras a separatistas, en otras a grupos salpicados por escándalos económicos y en otras firman pactos vetados por sus bases; los mismos pactan aquí con unos y allí con los contrarios... Y así podríamos seguir "hasta el infinito y más allá".

Pero lo que más rabia, por no decir tacos, me da es que piensen que somos imbéciles (no como insulto, sino como diagnóstico: imbécil es la persona con coeficiente intelectual más bajo de lo normal) y crean que no nos damos cuenta de sus cambalaches para vivir sin trabajar. No debería extrañarles que en las próximas elecciones la abstención aumentara, porque votemos lo que votemos ellos hacen lo que les da la gana. Sería mucho más barato que se pusieran de acuerdo antes y nos ahorraran el paripé y el dinero de la campaña y las elecciones. A fin de cuentas, el resultado sería el mismo, porque visto lo visto les importa tres pares de... lo que votemos los españoles.