"Doy gracias por estar aquí y poder contarlo, con la gran pena del compañero que se fue y por el que no se pudo hacer nada, fue imposible", lamentaba ayer Javier Lago, el superviviente del accidente ocurrido en la mina de Cerredo el pasado miércoles y que se llevó la vida de Roberto Calviño, conocido por su apodo "El Rellas", mientras trabajaba en el interior de un camión en un túnel del yacimiento.

Javier Lago, vecino de la localidad ibiense de Luiña, acudió ayer a la mina, al igual que decenas de compañeros, amigos y allegados de la víctima, para seguir de cerca las labores de rescate del cuerpo del fallecido, que concluyeron pasado el mediodía. A todos los que se acercaban para preguntarle cómo se encontraba, les contestaba claramente: "No sé ni cómo estoy".

Lago estaba trabajando con su pala en el lugar del accidente. Por su posición, un poco más avanzada de lo que estaba el camión del compañero fallecido, pudo salvar su vida. "De repente, me vi encerrado y pensé en las normas de actuación para estos casos, que son protegerte, intentar relajarse y conservar el oxígeno", explicaba. Su mente fría en el momento del suceso y la rápida actuación de sus compañeros fueron claves para que salvara la vida.

"Tuve suerte porque, en el momento del derrumbe, pasaban por allí unos compañeros y rápidamente se pusieron a rescatarme arriesgando incluso su propia vida", recalca Lago que, como huella del accidente en su cuerpo tan sólo tiene una pequeña herida en un dedo de la mano. El trabajador, visiblemente afectado por el fatal desenlace del accidente, pidió que "se acuerden de los mineros para que las empresas inviertan en más seguridad". Como habían relatado durante estos días sus compañeros de trabajo, Lago incide en que "nos encontrábamos en una de las zonas más seguras de la mina por donde, durante cinco años, se ha pasado sin ningún incidente".

Dos días después del derrabe, las brigadas de salvamento consiguieron excarcelar el cuerpo de Roberto Calviño, que salió de la mina en un coche fúnebre alrededor de las 14.15 horas. En el momento en el que el vehículo salía por el túnel, las decenas de personas que estaban en la mina rompieron en un emotivo aplauso en homenaje al trabajador fallecido, de 40 años y vecino de la localidad leonesa de Villablino. Un poco antes, la familia había podido acceder al interior de la explotación para despedirse en la intimidad.

La ovación volvió a repetirse cuando los equipos de salvamento bajaron de sus coches. Los miembros de la Brigada Central de Salvamento Minero reconocieron a su llegada que se habían enfrentado a "una de las operaciones más complicadas que hemos realizado". Después de la aplicación del hormigón gutinado en las paredes del lugar del accidente durante toda la noche, los trabajos de desescombro, en este caso manuales, se iniciaron a las seis de la mañana. Horas más tarde, a las diez, la brigada accedió a la mina para comenzar las labores de excarcelación.

El presidente del comité de empresa de Astur Leonesa, Luis María Fernández, relató que "se decidió llegar hasta el cuerpo de la forma más rápida, pero a la vez más suicida, si no hubiera sido así estaríamos hablando de 10 o 15 días". Fernández aseguró que se tuvo que abandonar la zona en varias ocasiones por el riesgo. El funeral por la víctima será hoy, a las 19.00 horas, en San Miguel de Laciana (León).