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Las jubilaciones dejan áreas de la Universidad en manos de los interinos

En Derecho Civil, una de las especialidades afectadas, los docentes con contrato temporal darán la mitad de las clases

Alumnos en una clase de la Universidad de Oviedo. LUISMA MURIAS

Preocupación en muchos sectores de la Universidad de Oviedo por el enorme peso que tendrán a partir del próximo curso los profesores con contrato temporal debido a la imposibilidad desde hace años de convocar nuevas plazas fijas para sustituir a los catedráticos y a los titulares retirados. Destacados docentes han expresado su malestar al Rectorado al entender que esta creciente importancia de los asociados en muchas áreas de conocimiento pone en riesgo la "calidad de la enseñanza" y el relevo generacional en la institución asturiana. En algunos casos, como Derecho Civil, los especialistas con esta figura, que no permite reunir méritos académicos, llegarán a asumir más de 1.500 horas a lo largo del año (algo menos de la mitad del total) después de la jubilación de siete "pesos pesados" en los últimos meses. Esta situación se repite, sobremanera, en otras especialidades de las ramas de Ciencias Jurídico-Sociales e Ingeniería, tal y como recogen los recién elaborados planes docentes.

"Es un asunto muy delicado que puede poner en serio riesgo el actual modelo en menos de diez años", explica Ramón Durán, Defensor Universitario y el catedrático más veterano de Derecho Civil. Según el profesor, que ha tratado estos días sobre el asunto con sus compañeros de área y con el rector, Vicente Gotor, detrás del creciente peso de los profesores asociados en detrimento del resto está la "falta de recambio generacional". "En nuestro caso, formamos a muchos jóvenes de valía durante los últimos años, pero todos se tuvieron que ir a otros lugares de España ante la falta de plazas por los recortes que hemos sufrido", dice. "Ahora nos harían falta, ya que se han jubilado un catedrático y seis titulares en muy poco tiempo. Pero no los tenemos", prosigue. "Está claro que la falta de especialistas crecidos en el ámbito académico puede implicar graves deficiencias. Al menos, nosotros hemos podido seleccionar asociados de un gran nivel", remata.

El profesor asociado debe ser, en principio, un profesional de prestigio que la Universidad contrata temporalmente para impartir clases y que no tiene derecho a desarrollar carrera académica, es decir, su actividad no le permite reunir méritos para cambiar de categoría. Sin embargo, desde hace tiempo, esta figura, que exige darse de alta como autónomo en la Seguridad Social, se usa para emplear a jóvenes profesores que no pueden acceder a ninguna plaza debido a los recortes, a cambio de sueldos bajos y muchas horas de clase. De ahí la incertidumbre que levanta su aumento en el seno universitario.

"Los jóvenes que quieren hacer carrera académica no pueden y se van. Los veteranos se jubilan y, como recambio, sólo queda la opción de los asociados. No es lo más aconsejable, desde luego", razona Durán, que exonera de culpa alguna al Rectorado. "Las restricciones para la convocatoria de plazas es un mal que se sufre en toda España y viene impuesta por las diferentes administraciones", prosigue el catedrático. "Estamos en una coyuntura complicada y que nos empuja a revisar el modelo", concluye.

El problema se agrava porque muchos profesores veteranos están adelantando su jubilación ante el aumento de la carga docente que ha implicado la aplicación del "plan Bolonia", como se conoce al sistema de estudios que sustituyó hace un lustro a las antiguas licenciaturas y diplomaturas. "Muchos deciden dejar de dar clase en cuanto pueden, es decir, poco después de cumplir los 60, pese a que lo normal hasta ahora era hacerlo a los 65 o, incluso, prolongar la vida profesional hasta los 70, tal y como está permitido en la Universidad", comenta Benjamín Rivaya, decano de la Facultad de Derecho y titular de Filosofía del Derecho, perteneciente al departamento de Ciencias Jurídicas Básicas, otro de los que contará el próximo año con varios asociados.

"Es cierto que existe preocupación, no sólo por el próximo curso, sino también pensando en el futuro", prosigue el especialista, al frente de un centro con más de dos mil alumnos. "No hay que olvidar que estamos hablando de la docencia que recibirán muchos jóvenes. Quedarse sin personas valiosas con experiencia nunca es bueno", añade. "El debate es más profundo de si afecta más o menos a una determinada área. Es un asunto que toca a toda la Universidad", concluye.

Porque, aunque el caso de Derecho Civil es paradigmático (tanto por la importancia de esta especialidad dentro del ámbito de las ciencias jurídico-sociales como por la elevada carga docente que soporta), no es ni mucho menos el único. En los departamentos de Economía y Construcción e Ingeniería de Fabricación, los asociados también asumirán una carga docente muy elevada. Y en casi todos los de la Universidad, su importancia crecerá de forma notable a partir del próximo curso, tras la "macroconvocatoria" de plazas aprobada este verano.

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