La Audiencia Provincial de Oviedo ha acordado elevar de 28 a 42 años de cárcel la condena del gijonés que prendió fuego a la vivienda en la que vivían su expareja y sus tres hijos, aunque la noche del suceso uno de ellos no se encontraba en la residencia familiar. El Tribunal incluye en el fallo un delito de incendio que supone incrementar la condena en 14 años. A esta pena se suma la correspondiente a tres delitos por intento de homicidio y uno continuado de quebrantamiento de condena con el agravante de reincidencia. La Fiscalía y la acusación particular, ejercida por la letrada Victoria Rodríguez González, habían solicitado una condena de 44 años de prisión.

La sentencia, con fecha de 21 de julio pasado, incluye en sus fundamentos de derecho la existencia de un delito de incendio y la autoría por parte del procesado, sin que hubiese concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal. Sin embargo, y por error, en el fallo no se incluía la condena correspondiente, en lo que se denomina "error por omisión". De ahí que el Tribunal haya completado ahora la sentencia con un auto aclaratorio añadiendo que al acusado, cuya identidad corresponde a las iniciales J. A. B. M., es el autor de un delito de incendio y se le condena a 14 años de cárcel que se suman a los 28 a los que se le había condenado previamente.

Los hechos se remontan al 26 de marzo de 2014, cuando el acusado acudió a la vivienda gijonesa del barrio de El Llano en la que residían su expareja y tres hijos (uno de ella y dos en común) para decirle que quería volver a vivir en el hogar familiar. Tal posibilidad no era factible puesto que él estaba cumpliendo una condena por incumplir una orden de alejamiento de su expareja y los niños. Pese a ello, la mujer le dejaba frecuentar el domicilio y pasar horas en la casa.

En la vista oral, la mujer declaró que él estaba ebrio y que por eso ella le entregó las llaves del domicilio, que él se llevó junto con el móvil. Ella fue después a la comisaría de Policía, donde le recomendaron cambiar la cerradura. Ya de madrugada, el hombre regresó al edificio y consiguió acceder al rellano de la escalera, pero no a la vivienda. Pese a su insistencia, la mujer no le abrió, y él la amenazó asegurándole que tenía una lata de gasolina y que iba a prender fuego -ella en el juicio dijo no recordar las amenazas-.

Minutos después, las llamas consumían la puerta de acceso a la vivienda, en la que estaban su expareja, el hijo mayor de ésta, de 14 años, y uno de los pequeños, de dos años -la otra, que era bebé, estaba en casa de los abuelos.

Los peritos confirmaron que el hombre había utilizado un líquido acelerante para provocar el incendio, que no estaba ebrio y que no padece problemas mentales.