Una hembra de ciervo llamada "Bambi" se ha convertido en el gran atractivo del bar que posee Aladino Montes en Les Praeres, una campera en la sierra de Peñamayor. Este naveto, de 51 años, la rescató hace ahora dos años. "Encontré a 'Bambi' casi moribunda. Tenía muchas heridas. Decidí acogerla y cuidarla. Me cambió la vida. Antes de tenerla cazaba habitualmente, pero desde que está conmigo he dejado de hacerlo. Hoy en día está muy bien y muy a gusto aquí".

El bar de Aladino está a 1.140 metros de altitud. A esta pradera con unas vistas envidiables, donde en días despejados se divisa todo el centro de Asturias y hasta Gijón, se accede por una pista que construyó el padre de Aladino Montes. Pero no es el paisaje lo que más sorprende a los clientes que llegan a Les Praeres. Es "Bambi", que se acerca a todos y se deja querer. "Es algo que no se esperan, ver a un ciervo en un bar paseando por todos lados mientras están comiendo y poder tocarlo con la palma de la mano", dice Aladino. Y añade orgulloso: "Eso es lo que hace que este bar sea único".

"Bambi" no deja de demostrar cada día su inteligencia. "El pasado fin de semana aterrizaron en un helicóptero cuatro personas que venían a comer. Al verlo, los turistas se quedaron mirando al helicóptero y 'Bambi' aprovechó para comerles lo que habían pedido", bromea el dueño de Les Praeres.

Esta hembra de venado vive en libertad, pero sólo se aleja del lugar cuando acompaña a Aladino. "No se quiere ir de aquí, aunque todos los días va a dar un paseo", explica su dueño. "Yo no veo bien tenerla atada, porque considero que para un animal, la libertad es un aspecto imprescindible, y más si se encuentra en su hábitat. Cada vez que vamos al monte viene siempre detrás de mí", asegura Aladino Montes.

El hostelero de Les Praeres regenta "un bar de fin de semana, un espacio tranquilo y apartado, donde los turistas pueden darse un paseo a lo largo de la sierra después de comer". Se esfuerza por seguir adelante con el legado paterno. "Antes de ser un bar, era una simple cuadra. Mi padre trabajó muy duro para poder convertirlo en lo que ahora es, todo el mérito y trabajo es suyo. Lo edificó hace ahora 43 años y estoy muy orgulloso de él", comenta Aladino Montes.

Los fines de semana, el trabajo se acumula. "Al no contar con ningún camarero, mi mujer, Violeta Fernández, mi hija Jenifer y yo llevamos el bar los días que está abierto. Mi hija está estudiando en Oviedo, pero los fines de semana la llamo para que me eche una mano. Yo solo no puedo atender la barra, la terraza y el comedor". Aladino Montes deja claro que "no se trata de un restaurante de lujo, no tenemos luz ni calefacción, tenemos un generador para abastecer todos los servicios del bar, aunque por el momento lo llevamos bien".

Tener un negocio en esta zona le cuesta lo suyo. "Aquí no sube nadie a traerme los suministros, tengo que ir al pueblo a por todo y después subirlo. Ni siquiera suben a por la basura, la bajo yo". Aladino Montes cree que Peñamayor es como "la playa de Nava", porque atrae a muchos turistas. Aunque la mayoría de sus clientes son asturianos, a su bar llegan de todos los puntos de España y algún que otro extranjero ha atendido. El naveto confiesa que "junio, julio y los días de mal tiempo no suelen atraer a muchos turistas. En el primer caso por el tirón de la playa, en el segundo porque un día de lluvia aquí no se puede hacer nada". El resto de los días, "Bambi" estará siempre esperando a todos los que se animen a subir a verla. Ojo, si la dejas, se pone a picar contigo.