La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un gigante sale al campo

Campoastur, que nació de la fusión de seis pequeñas empresas y aglutina a 6.500 socios, innova con servicios para dar descansos a los ganaderos y con marca propia de alimentos

Un gigante sale al campo

En el campo asturiano, el tamaño sí que importa. Importa porque "ser grandes nos permite hacernos fuertes, especializarnos y competir en el mercado internacional". Lo dice Javier Fernández, director técnico de producción animal de una de las mayores cooperativas de la región: Campoastur, con 6.500 socios. Esta organización nació en 2012 con el objetivo de fusionar seis antiguas empresas agrarias. Las puertas no se cerraron y el año pasado se sumó una más al proyecto: Pravia. "Nuestra filosofía es seguir creciendo. De hecho, es la tendencia que se observa en toda Europa. Por ejemplo, en Noruega sólo hay doce cooperativas en todo el país", explica el director general, Marcelino González.

Esta integración tiene su sentido, pues si algo ha conseguido Campoastur desde su fundación es crear empleo -160 trabajadores-, aumentar servicios y ganar en presencia territorial. La cooperativa está presente en diecinueve localidades asturianas, aunque su sede se ubica en Otur. Sus instalaciones valdesanas, las más grandes de la región, cuentan con tienda agrícola, supermercado, gasolinera, taller mecánico y hasta fábrica de piensos convencionales y ecológicos. Al año, la organización produce unas 700.500 toneladas de cereal animal, la mayoría de ellas personalizadas. La agrónoma Blanca Santamarina explica que elaborar estas mezclas específicas conlleva un largo proceso de trabajo. "Primero vamos a las explotaciones y analizamos lo que comen las vacas. Luego, vemos lo que necesitan y en función de ello hacemos un compuesto especial. Una vaca es como una máquina y para tenerla a punto tiene que seguir una buena alimentación", expresa.

Pero Campoastur es mucho más que una fábrica de piensos. Prueba de ello es que es la única cooperativa de manzana de sidra del Principado -produce cinco millones de kilos al año- y comercializa las fabas que cultivan sus socios. Además, ofrece servicios veterinarios, agrónomos, de maquinaria, de nutrición animal, de formación, de investigación y de sustituciones. Entre todos ellos, quizá el más destacado sea este último, puesto que gracias a él, la ganadería ha dejado de ser un oficio tan atado como antes. "Si el responsable de una explotación quiere irse de vacaciones o descansar el fin de semana, ahora puede hacerlo perfectamente. Y lo mismo sucede con la mujer rural en el ámbito doméstico; disponemos de personal para darles un respiro", explica Javier Fernández.

En este sentido, el director técnico de producción animal sostiene que las cooperativas han contribuido a dignificar la labor ganadera, un paso fundamental para la incorporación de jóvenes al campo asturiano. "Es importante mejorar la calidad de vida en los pueblos para conseguir que los adolescentes vean atractivo el sector ganadero", indica Fernández. Otro aspecto clave son los precios. "Las explotaciones están sometidas a unos controles enormes. Y si encima los precios de la leche van a estar subiendo y bajando... Es un problema", agrega.

Por ello, Campoastur apuesta fuertemente por la comercialización de productos agroalimentarios. De hecho, en los últimos años ha impulsado una marca bajo la cual vende fabas, sidra, miel y mermeladas. Todo ello a partir de las producciones de sus socios. "Es algo incipiente, pero creemos que es una forma de darle valor añadido al campo y de ofrecer al consumidor un producto de calidad y a buen precio", expresa Jorge García, director técnico de producción vegetal. Esos productos se venden en los supermercados, que la cooperativa tiene instalados en toda la región, fundamentalmente en la zona occidental. Parte de esas tiendas están ubicadas, además, en zonas de montaña, lo cual pone de manifiesto el papel tan importante que cumplen las empresas agrarias en los concejos rurales.

"Antiguamente había cooperativas en casi todos los pueblos. Pero a medida que la red de carreteras empezó a mejorar, estas organizaciones fueron desapareciendo. Con nuestro tamaño, podemos mantener ese servicio", comenta Marcelino González. Y no sólo supermercados, también gasolineras y tiendas agrícolas. En ellas, el agricultor puede encontrar todo lo indispensable para ponerse en faena.

Pero quizá lo más importante para Campoastur sea la formación. Aparte de ofrecer asesoramiento a las explotaciones agrícolas y ganaderas sobre nutrición, reproducción, sanidad, producción vegetal, fitosanitarios y fertilizantes, sus responsables imparten cursos de formación. ¿La razón? "Tenemos que olvidar esa visión antigua del campo asturiano. Ahora, el sector está gestionado por empresarios. Y de sus conocimientos depende la viabilidad de una fábrica y de sus máquinas: las vacas", responde Javier Fernández.

Compartir el artículo

stats