A Somos Oviedo le viene como mal desvelar el patrimonio de sus ediles, a juzgar por lo que han dicho la vicealcaldesa Ana Taboada y el concejal de Economía, Rubén Rosón. Ahora les viene como mal contar lo que los demás representantes públicos -del Rey abajo y hasta del Rey arriba- ya muestran a sus votantes con total normalidad. Razones de peso tienen, hay que reconocérselo. Taboada explica que "dar los datos patrimoniales a los medios de comunicación no es propio de una política transparente" y que su grupo "ha sido el máximo interesado desde el inicio de la legislatura en que los ediles declaren sus propiedades, pero por otras vías". Hasta ahora, en democracia, difundir las cosas a través de los medios solía ser la mejor manera de que la gente se enterase, pero tras consultar a los politólogos que asesoran a esta sección, hemos de rectificar esta vieja creencia. La nueva política tiene efectivamente esas "otras vías" de las que habla Taboada para ser transparentes. Éstas:
- Luz y taquígrafos. Difundir los datos en código morse lumínico y que los decodifique un mono loco experto en taquigrafía.
- Atención personalizada. Abrir un servicio permanente de información ciudadana que sólo descansará el domingo, permaneciendo de lunes a sábado cerrado.
- Servicio digital. Colgar las declaraciones en una página web llena de vídeos porno, lo que asegura que todos los usuarios se fijarán en ellas.
- Atención a los discapacitados. Máxima difusión de la lista de bienes de Rosón y Taboada en grandes paneles en braille colocados en la plaza del Ayuntamiento. Los carteles serán debidamente protegidos por un cristal colocado encima para evitar la modificación torticera de los documentos. El cristal, por su puesto, será transparente.
- A la vista de todos. Escribir la declaración de bienes en un grano de arroz que, a fin de garantizar su visibilidad por todos los ovetenses, se colocará en lo alto del Cristo del Naranco.
- Nueva democracia. Convocar una asamblea ciudadana con el propósito de votar lo que habría que votar en caso de tener que votar la posible difusión de los datos. Primero, para que sea verdadera democracia, habrá que votar qué es votar y luego votar qué es transparencia.
