Los atascos de la Autovía del Cantábrico se han trasladado de Llanes a Villaviciosa, que se ha convertido en el nuevo embudo de esta carretera. Los días de intenso tráfico, especialmente los domingos de verano, al regreso de las playas, han llegado a registrarse hasta 16 kilómetros de atasco, que han puesto a prueba la paciencia de miles de automovilistas. Tráfico ensayó este fin de semana una solución que ha evitado las retenciones. Se trata de la eliminación del tercer carril de la autovía entre el túnel de Villaviciosa y la confluencia con la autovía de Oviedo (A-64) y el enlace a Gijón, cuyo diseño es uno de los principales causantes de los atascos.

Y es que en este punto se produce una cierta anomalía. La Autovía del Cantábrico se convierte de repente en la autovía de Oviedo y los vehículos que pretenden seguir hacia Gijón, Avilés y el Occidente de la región se canalizan a través de un solo carril, que es incapaz de absorber el gran volumen de tráfico. Al existir tres carriles en esta zona, se producen además constantes cambios para acceder al enlace de Gijón, lo que ralentiza la marcha cuando no la detiene completamente. Por si fuera poco, este enlace a Gijón está en una ligera cuesta, otro factor que contribuye a ralentizar la marcha. En este punto, La Jefatura Provincial de Tráfico ha ensayado este fin de semana el cierre de uno de los tres carriles, lo que ha aportado cierta fluidez a la marcha de los vehículos y ha evitado que se reprodujesen los atascos de fines de semana anteriores.

Pero en torno a Villaviciosa hay otros factores que contribuyen a ralentizar el tráfico y a generar las retenciones. Los vehículos deben atravesar el túnel de la ría, limitado a una velocidad inferior que la del resto de la Autovía (100 kilómetros por hora, que debe respetarse debido a la presencia de radares fijos). Los conductores tienden además a frenar ante la sensación de riesgo propia de entrar en un túnel, situado además cuesta abajo. Tráfico destacó este fin de semana a agentes de la Guardia Civil -y lo hará el resto del verano- para que eviten que los conductores ralenticen la marcha de manera brusca y hacer que continúen circulando al mismo ritmo al que iban.

Hay un tercer factor que contribuye a la creación de atascos, que es la afluencia de vehículos a la playa de Rodiles, una de las más visitadas de la región. Se calcula que un buen domingo de verano pueden acudir a la playa más de 20.000 personas.

La hora del regreso, a las siete o las ocho de la tarde, se convierte en una pesadilla, puesto que la Autovía no puede absorber el volumen de tráfico procedente de este arenal.

Esto por lo que se refiere a los domingos por la tarde, pero en las horas de la mañana, y a primera hora de la tarde, se produce el mismo fenómeno pero en sentido Santander, por motivos parecidos: la ralentización a la hora de entrar en el túnel de la ría y el gran número de vehículos que toman el enlace hacia la playa de Rodiles.

El problema que se produce en la autovía a la altura de Villaviciosa es similar al que se registra unos 130 kilómetros al Este, en Torrelavega. Son numerosos los castellano-leoneses que acuden a la playa a Cantabria y que utilizan para sus desplazamientos la autovía de la Meseta (A-67). El problema es que para tomar ésta desde la Autovía del Cantábrico el denso volumen de vehículos que se produce los domingos a última hora de la tarde tiene que canalizarse a través de un solo carril, lo que genera unos tremendos atascos, como sabrán los numerosos conductores que se dirigen hacia Asturias. Como en el caso de Villaviciosa, atravesar unos pocos kilómetros puede llegar a ser una pesadilla de una hora, con continuas marchas de unos metros seguidas de paradas de varios minutos. Pasaron a la historia la "glorieta del Cantábrico", en Muros de Nalón, y los atascos de Llanes, cuando la autovía estaba en obras. Ahora le toca a Villaviciosa.