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Las vegas, en el olvido

Los expertos en el medio rural exigen un plan de explotación de los suelos próximos a los ríos, dado su alto valor productivo

Loli Espina y Santiago Álvarez recogen kiwis en la explotación de la Vega de Aguín (Piloña). LUCAS BLANCO

La mejor forma de conservar una vega en Asturias es cultivándola. Así lo creen los estudiosos del medio rural, que piden al Principado la elaboración de un plan de explotación de los suelos ubicados a orillas de los ríos, hoy abandonados. Jaime Izquierdo sostiene que estos terrenos tienen un alto valor estratégico desde el punto de vista productivo y paisajístico, y que por tanto, hay que recuperar. El geógrafo de la Universidad de Oviedo y coautor de la estrategia sobre el medio rural asturiano Felipe Fernández explica que las vegas fueron en el pasado tierras usadas por los campesinos para la producción de cereales y forrajes. Sin embargo, la transformación del campo y la llegada de la industria dejó aparcados los suelos más fértiles de la región. De hecho, tal y como precisa Jaime Izquierdo, muchos de esos terrenos fueron transformados en polígonos industriales sin tener en cuenta sus consecuencias. "Lo que hicimos en su momento fue hipotecar el cultivo", se queja.

El principal problema que hay ahora, según comenta Felipe Fernández, es que las vegas tienen propietarios particulares, lo cual dificulta su explotación. Para solucionarlo, Fernández opta por mecanismos diferentes a la expropiación, como puede ser el Banco de Tierras, que consiste en el arrendamiento de fincas. En este sentido, el gerente del proyecto regional, José María Rodríguez, explica que hace falta un cambio de mentalidad. "Los asturianos son todavía muy reacios a alquilar sus propiedades; no hay costumbre y corregirlo, nos llevará tiempo", comenta.

Valor de las tierras

Juan Antonio Lázaro, responsable del grupo de desarrollo rural del Bajo Nalón, va más allá. Exige la elaboración de una clasificación del valor de las tierras y una figura de protección para aquellas que tengan un mayor interés agrario. "Lo mismo que se hacen con los espacios naturales, habría que hacer con las fincas que tienen un interés especial de productividad", manifiesta.

En las vegas, los expertos proponen impulsar la agricultura profesional. "Para pasto ya hay muchos otros terrenos, estos suelos tan fértiles hay que destinarlo a la elaboración de nuevos productos", dice Felipe Fernández. Entre ellos, están el kiwi y el arándano, ahora en auge en el Bajo Nalón. "No podemos seguir así. La demanda para estos nuevos cultivos es altísima y, sin embargo, no tenemos tierras disponibles. Las vegas están abandonadas y los vecinos ya se van a plantar a Cantabria", lamenta Juan Antonio Lázaro.

En este contexto, Jaime Izquierdo opina que hay que empezar a apostar también por la agricultura urbana como medida para conservar el paisaje que envuelve a la ciudad. "Los huertos urbanos son sólo para el ocio, no sirve para nada más. Lo que hace falta es una reflexión del papel que puede cumplir en un futuro la agricultura en la ciudad", remata. Una reflexión que ya han abordado ciudades como Vancouver (Canadá), ejemplo de la economía verde.

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