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Una trabajadora de altura

"Voy a dedicar el tiempo a la familia", afirma Mari Luz Fernández, que se jubila tras cuarenta años como empleada de Iberia en el aeropuerto de Asturias

Una trabajadora de altura

"Es la mejor compañera que puedas desear, una persona entrañable a la que adora todo el mundo". Con una voz sentida y emocionada describe Manuel Ángel González, agente de administración en el aeropuerto de Asturias, a su compañera Mari Luz Fernández, que ayer, cuando el reloj marcó las once en punto de la noche, puso fin a casi cuarenta años de trabajo para Iberia en la terminal regional para disfrutar de su jubilación.

Su despacho, situado en la zona de facturación, estaba ayer repleto de decenas de cajas con dulces, pinchos, tortillas y vino. Cuando salía al pasillo, la veterana trabajadora recibía en cada paso que daba las muestras de cariño de todo el personal. "Son mi segunda familia, son todos maravillosos", decía.

Su andadura en el mundo de la aviación comenzó en 1976 en Madrid, donde nació. Pocos años después aterrizó junto a su marido en Asturias, donde trabajó en la oficina de ventas de Iberia en Gijón y en la delegación de Oviedo, para terminar en el aeropuerto, donde hasta ayer era la jefa de servicios de la compañía. En un lugar con constante movimiento, Fernández ha visto cómo este sector cambiaba ante sus ojos. "Antes sólo volaba gente con un alto poder adquisitivo, grandes empresarios y hombres de negocios. La aparición de las compañías 'low cost' ha provocado una bajada de precios, el pasajero ahora es distinto", explica.

Casi cuatro décadas en las que su trabajo le ha permitido conocer a varias personalidades, como el Papa Juan Pablo II, los integrantes de los "Rolling Stones", Nelson Mandela y una gran cantidad de deportistas. Fernández relata entre risas el día en el que la niebla en el aeropuerto de Barajas impidió a los galardonados y al jurado de los premios "Príncipe de Asturias" despegar desde Castrillón. "Eran las doce de la noche, tuvimos que hablar con la cafetería y con Alsa. Empezamos a preparar sándwiches, les dimos una naranja y un botellín de agua, y llegaron a Madrid en autobús y con cara de satisfacción", cuenta.

Pero también ha sufrido momentos delicados, como cierres del espacio aéreo, como el provocado por la erupción de un volcán islandés en 2010. "Es difícil explicarle a los pasajeros que no sabes cuándo van a poder volar", dice. Otras situaciones duras le tocó vivirlas dentro de la propia empresa, afectada en los últimos años por ajustes y despidos. "Como jefa cuesta mucho exigir que el trabajador que está detrás del mostrador sonría durante todo el día al cliente. Los contratos de ahora ya no son como los de antes, pero lo siguen haciendo igual y es muy loable", asegura.

Una crisis que también ha sufrido el aeropuerto de Asturias. "Las empresas se han ajustado y el Principado siempre ha estado muy desfavorecido por el turismo. La situación de Hunosa y Ensidesa ha afectado, ya que movilizaban a muchas empresas satélites de fuera de la región", opina Fernández .

Su labor le ha hecho pasar mucho tiempo en el aeropuerto, un lugar que no entiende ni de horarios ni de fechas. "He tenido mucha suerte con mis compañeros, ya que algunos me cambiaban el día de Nochebuena o Navidad porque tenía dos niñas en casa", detalla. Desde hoy, Mari Luz Fernández cuenta con todo el tiempo libre por delante. "Lo voy a dedicar a mi familia, sobre todo a mi marido. Quiero viajar, leer y pasear todo lo que no he podido hacer antes", añade.

Cuarenta años que, echando la vista atrás, admite que "volvería a repetir encantada". En un día de despedidas, la celebración con todos los compañeros queda aplazada hasta el próximo octubre, cuando todos hayan vuelto de sus vacaciones. En su última tarde, la fila de facturación se detiene por un minuto. Fernández, visiblemente emocionada, posa junto a algunos de sus compañeros frente al mostrador. Acto seguido, la cola, en la que se encuentran varios turistas que concluyen sus vacaciones en Asturias y parte de la delegación española que acude al Campeonato del Mundo de Piragüismo, comandada por el campeón olímpico Saúl Craviotto, arranca a aplaudir. Mientras, Cristina García, compañera de Fernández durante 16 años, brinda por ella. "La voy a echar mucho de menos, tiene unas grandes cualidades humanas. Transmite alegría y es muy necesaria en trabajos de tanta atención como éste. Es una persona que vive y deja vivir", remata.

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