Francisco Álvarez-Cascos inventó el regionalismo transversal cuando sacó al mercado su nuevo producto político de corte personalista llamado Foro Asturias. Sin embargo, pese a que nacían muy centrados en Asturias nada humano les fue ajeno. Y así, el entonces diputado Pelayo Roces salió en defensa del Reino de España para reivindicar la españolidad del Peñón de Gibraltar, lo que provocó una inmediata convulsión en el número 10 de Downing Street, como se podrán imaginar.

Ahora es Enrique Sostres, único diputado forista en el Congreso, quien coge el testigo de aquel paladín sierense de la política exterior y el hormigón y se lanza de hoz y coz a otro debate que sacude los cimientos de la Vieja Europa. Sostres subió ayer al dignísimo estrado de los tribunos durante el debate celebrado en el templo de la soberanía nacional (nótese que ya estamos escribiendo a la altura propia de Sostres) para disertar sobre el rescate a Grecia, cuna de la civilización occidental, madre de Platón y Aristóteles y madrastra de Sócrates (le dieron cicuta). Tomó pues el ilustradísimo orador forista su brillante palabra, como flamígera espada, y exclamó: "Foro no será ambiguo ni cicatero con la corresponsabilidad en la ayuda al pueblo griego porque se demuestra que las sociedades suelen estar por delante de los falsificadores de la verdad. A la sociedad griega hay que ayudarla porque está por encima de la burocracia política con sus engaños electorales y metas utópicas". Y aplaudió hasta la Venus de Milo.