Un vendedor a domicilio "colocó" a un anciano de ochenta años un robot de cocina y dos colecciones de diez tomos de cómics del "Capitán Trueno" y "Mortadelo y Filemón". Serán 2.410 euros. Un comprador de 82 años adquirió por el mismo método una edición de lujo del Quijote, un sofá de tres plazas, un aspirador y una Biblia. Total, 3.332 euros. Son ejemplos sacados de la realidad, casos reales de una llamada a la puerta de una casa donde vive sola una persona mayor de la que dos comerciales consiguen, "mediante presión e intimidación", la firma en un contrato "de un valor medio de 2.500 euros, financiado con unos intereses del treinta por ciento", para vender libros, muebles, aspiradores y "todo tipo de productos milagro" que en realidad el cliente no necesita.

Así caracteriza la Unión de Consumidores de Asturias (UCE) el "modus operandi" tipo de una "estafa a domicilio", un fenómeno fraudulento en proceso de incremento con la crisis al que Asturias es particularmente vulnerable a causa del acusado envejecimiento de su población y su liderazgo en la proporción de hogares con un solo ocupante. La organización instó ayer a la Fiscalía a proteger a la tercera edad de estas prácticas "abusivas, engañosas y absolutamente delictivas" que inducen a los ancianos "a una compra innecesaria e irreflexiva de elevado coste".

Un sillón, una almohada, un colchón y un juego de sartenes le costaron por este método 2.500 euros a un anciano con demencia. La venta la hizo una empresa con domicilio social en Oviedo, según consta en la denuncia hecha pública ayer por la UCE, igual que otra transacción que terminó con un anciano de noventa años comprando una colección de libros de naturaleza, un robot aspirador y un artilugio de presoterapia para los pies por valor de 1.116 euros. Los comerciales, que suelen ser dos y se presentan sin concertar cita previa, consiguen entrar en los domicilios con la excusa de realizar un estudio medioambiental o de consumo y con el señuelo de un regalo para la persona que conteste a la encuesta. Según la estrategia fraudulenta que detallan las mismas fuentes, los vendedores ofrecen a continuación sus productos, acompañados de obsequios que en algún caso acaban cobrando, después de crear confusión con el nombre de su empresa -citan "Principado" para hacer creer que dependen de un organismo oficial- y de ganarse con distintos ardides la confianza del cliente. Como ejemplo, en uno de los casos que llegó a los servicios de la asociación los comerciales "dejaron caer la intención de quedarse a comer con el comprador, un anciano que vive sólo y sufre un cuadro depresivo". Al formalizar la operación, cuyo importe suele superar los mil euros, piden una señal de unos 120 tras comprometer el pago aplazado del resto del dinero, para lo cual solicitan un número de cuenta.

Desde la Unión de Consumidores denuncian como indicios del carácter delictivo de la conducta "la confusa información recibida sobre el verdadero objeto y precio de la compra, el carácter domiciliario de la misma, y la edad de los compradores". La UCE dice haber conseguido en lo que va de año paralizar sesenta operaciones de este tipo en Asturias, sirviéndose de los catorce días que la ley otorga para desistir de la compra, aunque también ha comprobado que cuando el cliente se da cuenta del fraude y llama para anular la operación, en la empresa se limitan a "dar largas" para que transcurra el plazo y poder impedir la revocación del contrato.

Para tratar de poner cerco a estas prácticas, la organización de ususarios ha elaborado un decálogo de recomendaciones para potenciales víctimas que incluye no dejar entrar en casa a nadie que no haya sido citado previamente, asesorarse antes de firmar o exigir una copia de los documentos que firme.