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MANUEL GARCÍA PARDO | Presidente de la sección de biomasa de la Asociación de Empresas de Energías Renovables

"Un monte abandonado es como una fábrica de pirotecnia sin vigilancia"

"Donde hay especies con mercado, como el eucalipto, no se declaran tantos incendios como en otros terrenos"

Manuel García Pardo.

La secuencia que este verano se ha llevado por delante hectáreas y hectáreas de monte quemado en Asturias es sencilla. Fácil de enunciar, difícil de parar, arde sobre todo el monte abandonado, el improductivo. Los problemas empiezan al entrar a desbrozar los múltiples motivos por los que el bosque sigue siendo en el Principado el gran activo dormido del medio rural despoblado y envejecido. Manuel García Pardo, coruñés, economista, presidente desde hace cinco años de la sección de biomasa en la Asociación de Empresas de Energías Renovables, ofrece una interpretación. Reclama al Gobierno la flexibilización del aprovechamiento industrial, ese gran consumidor potencial de materia prima forestal, como una de las alternativas para rentabilizar el monte y dinamizar la economía rural.

-¿Qué nos estamos perdiendo por abandonar el monte?

-A diferencia de otras comunidades, en las que por diferentes motivos el sector forestal está más arraigado en la población, Asturias tiene una única gran industria de consumos grandes, la planta de Ence en Navia, y eso ha penalizado un poco el desarrollo del sector forestal. Además, el Principado ha prohibido desde hace tiempo la plantación del eucalipto nitens, considerada una especie invasora, y eso también ha coartado el crecimiento de la actividad en ciertos terrenos donde el eucalipto globulus no es viable y el monte está abandonado por las dificultades para sacarle partido con otras especies autóctonas, cuyo coste de plantación y mantenimiento es elevado y muy largo el plazo de recuperación de la inversión. Las plantaciones de eucalipto han demostrado que son rentables y la gente ve una posibilidad de recuperar la inversión a corto plazo, por eso se preocupa por mantenerlo y obtener un ingreso. Yo siempre digo que el monte es la hucha de los propietarios.

-Sólo quema lo que se abandona. ¿Adónde le lleva ese análisis?

-Está demostrado que donde hay especies con mercado, como el eucalipto, no se declaran tantos incendios como en otros terrenos con otro tipo de especies que tienen un mantenimiento muy costoso y una recuperación de la inversión a muy largo plazo. En Asturias, se ha optado por prohibir ciertas especies que se han demostrado compatibles con las autóctonas. Además, la situación actual ha cambiado comparada con la de hace diez años, porque hoy todo el monte productivo está certificado y esas certificaciones exigen ya que cuando se planta un monte de este tipo se introduzca una parte de especies autóctonas de la zona. Así se respeta y se planta la variedad local y además se le da al propietario la posibilidad de que tenga un monte productivo y lo cuide y evite el incendio. El cincuenta por ciento del camino para evitar un incendio es que el monte sea productivo. Cuando algo no es rentable y nadie lo atiende, crece la biomasa y se convierte en un polvorín. Es como abandonar una fábrica de pirotecnia y dejarla sin ningún tipo de vigilancia.

-¿Y el otro cincuenta por ciento?

-Ese parte de que en España no existe una industria importante que pueda aportar un ingreso al productor como incentivo para que decida limpiar su monte y mantenerlo vivo sabiendo que obtendrá un dinero que le permitirá al menos neutralizar la inversión. Asturias, por ejemplo, no tiene ninguna industria que pueda valorizar ese producto. Ahora mismo habría que enviarlo a una distancia tan larga que no se rentabilizaría ningún coste.

-Da una explicación con dos mitades encadenadas. ¿También arde siempre el monte no rentable?

-No hace falta llamar a ningún experto para saber por qué arde el monte. No entro en si los fuegos son provocados o no. Pero si alguien deja su casa abierta los ladrones pueden entrar mejor.

-¿Cómo influye en el desarrollo forestal la falta de claridad sobre la propiedad de los montes en Asturias?

-Cuando el monte no es de nadie empiezan los problemas, pero en el fondo estamos hablando de lo mismo. La solución, entre otras, es que haya un consumo de materia prima capaz de permitir que esa labor de mejora, o de trabajo selvícola hasta la corta final, pueda dar cierta rentabilidad al propietario. La industria que proporciona eso es la biomasa, tanto la eléctrica como la térmica, los pellets. Pero yo no veo el problema tanto en la clarificación de la propiedad como en la ausencia de una alternativa rentable para mejorar los montes.

-Su colectivo batalla por el hueco de la biomasa en el mix energético. ¿Qué falta para que lo encuentren?

-Hasta ahora ha faltado el marco regulatorio. En enero de 2012, cuando la biomasa empezaba a desarrollarse, el gobierno puso en marcha la moratoria de las renovables, que paralizó la promoción de plantas a la espera de que se revisara todo el reglamento regulatorio. Así hemos estado hasta hace unos meses. Ahora, el Gobierno ha abierto la puerta a la celebración este otoño de una subasta para proyectos eólicos y de biomasa. Ahí hay una oportunidad, pero pensamos que lo mejor es hacer convocatorias separadas y en una de ellas limitar la potencia de las plantas para que los 200 megavatios que se contemplan en total se puedan repartir entre varias plantas en diferentes lugares de España. Si eso no se hace así, corremos el riesgo de que con esos 200 megavatios se construyan sólo tres o cuatro plantas muy grandes que si bien ayudarán al desarrollo del sector, no serán un instrumento muy efectivo para colaborar en la dinamización del medio rural y la reducción de los incendios forestales.

-¿Hasta dónde llega ahora el sector y hasta dónde podría llegar?

-Dentro de los planes de energías renovables hay uno programado hasta 2020 y con un objetivo total de 1.350 megavatios. Hoy no llegamos ni al cincuenta por ciento. Hay plantas autorizadas en muchas comunidades autónomas, pero haría falta una perspectiva a más largo plazo para que el sector vea que existe apoyo del Gobierno y pueda organizarse. El recorrido con el que cuenta esta actividad es grande porque los objetivos son ambiciosos. Otra cosa es que el Gobierno ponga los medios para cumplirlos o no.

-¿Qué parte le corresponde a Asturias?

-Es una comunidad con una importancia forestal que además está rodeada de otras donde la actividad es igualmente notable y eso debe aprovecharse. Asturias debe tener un recorrido importante en ese plan y puede aprovecharlo. Ahora mismo, es más un asunto del Ministerio de Industria que de la propia autonomía, que no puede hacer mucho si el Ministerio no impulsa esto de forma decidida. El Principado tiene tramitadas cuatro plantas, dos en Salas, una en Villaviciosa y la de Hunosa en Mieres.

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