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FELIPE FERNÁNDEZ | Catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo

"El futuro del campo está en la diversificación: kiwis y frutos rojos"

"Desaprovechamos el potencial de las vegas, es un error usarlas para pastos en vez de para nuevos cultivos"

El catedrático de Geografía Felipe Fernández, en Oviedo. NACHO OREJAS

"Estamos desaprovechando el potencial que tienen las vegas. Es un error utilizarlas para pastos, en lugar de apostar por los nuevos cultivos". Así lo cree Felipe Fernández, catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo y coautor del nuevo plan estratégico de competitividad del sector primario. Ese documento aporta 135 medidas para contribuir al desarrollo del medio rural asturiano. Una de ellas se refiere a las riberas de los ríos. En concreto, la estrategia propone incentivar la puesta en cultivo de los suelos de vega así como preservar las fincas a través de la aplicación de la normativa urbanística.

-¿Por qué son tan fértiles los suelos de vega?

-Porque son terrenos de sedimentación. Es decir, suelos donde han ido depositándose con el tiempo materiales procedentes de los ríos. Precisamente por ello, son zonas muy ricas en nutrientes y poseen una textura fina. Desde el punto de vista topográfico, son fincas llanas, que además tienen la posibilidad de abastecerse de un sistema de regadío, aunque esto en Asturias no es necesario.

-¿Qué problemas existen hoy en día para cultivar en las riberas de los ríos?

-Principalmente la estructura de la propiedad. Hasta mediados del siglo XX, las vegas fueron empleadas para el cultivo de cereales y en la región, también de maíz. Sin embargo, ese uso fue cambiando, ya que el campo asturiano experimentó una fuerte transformación. Pasó del modelo tradicional agrícola al ganadero. Se empezaron entonces a utilizar las riberas de los ríos exclusivamente para la obtención de forrajes y pastos, ya que desde el punto de vista productivo se veían poco rentables. Las fincas se caracterizaban por su fragmentación y eso para la ganadería intensiva no interesaba. En la actualidad, el uso principal de las vegas siguen siendo los pastos, pero eso es inadecuado. De esa forma, se saca muy poco rendimiento de los suelos. Estos terrenos habría que emplearlos para la producción de cultivos nuevos y más extensivos, como son los kiwis, los frutos rojos o la huerta en general.

-Los productores que explotan las vegas tienen como inconveniente las inundaciones.

-Yo creo que en el pasado fue un problema importante, pero ahora ya no tanto. Si uno se fija bien todos los pueblos limítrofes a los ríos están asentados en las laderas. No se ve a ninguno instalado en medio de una vega. Eso se debe a las inundaciones, que en el pasado se producían con cierta frecuencia. Hoy en día, ese problema se ha minimizado y los desbordamientos se producen muy de tarde en tarde.

-¿El Banco de Tierras juega un papel fundamental en los terrenos de vega?

-De momento no, pero podría jugarlo dentro de unos años como interlocutor entre propietarios y productores. Podría convertirse en un enlace perfecto para facilitar los mecanismos de cesión. Si un agricultor tiene el problema de disponer parcelas dispersas y pequeñas, puede agruparlas con ayuda de este organismo.

-Comentaba antes que Asturias pasó de un modelo agrícola a otro esencialmente ganadero. Dada la crisis láctea actual, ¿considera que es el momento de retomar la huerta o de diversificar?

-La palabra es esa: diversificar, pero adaptándolo a las circunstancias actuales. Tenemos una capacidad muy grande para producir carne y un sector muy potente de leche en la zona costera occidental. Pues bien, eso hay que complementarlo con la agricultura. Pero ojo, no estoy hablando de sustituirlo, sino de buscar un equilibrio en el campo. Dicho con otras palabras, no se trata de hacer una monoproducción, sino de diversificar y además haciéndolo, insisto, con productos nuevos, no con los tradicionales. Hay que ir un paso más allá.

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