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Asturama

Fresas pequeñas pero resultonas

El futuro de la fruta que se cultiva en Candamo, famosa por su dulce sabor, pasa por la creación de una asociación y una marca de calidad

Fresas pequeñas pero resultonas

Nadie sabe cómo llegaron a Candamo. Pero lo que todo el mundo conoce es que las fresas del concejo son las mejores de la región. Pequeñas pero resultonas. Y muy sabrosas. Así es el fruto que crece en pequeñas huertas del concejo ya que son pocos los candaminos que se dedican a su producción de manera profesional. Unas fresas que se dan en las vegas y zonas altas del municipio y que se han convertido en su emblema, con una producción anual estimada entre seis y siete toneladas. "Hace más de sesenta años que se plantan fresas aquí y no las hay mejores", señala Luis Fernández, productor.

La buena fama que han cogido los pequeños tesoros rojos de Candamo, reconocibles por su pequeño tamaño parecido a las fresas silvestres (miruéndanos), se debe, principalmente, a su sabor. Un dulzor intenso en la boca gracias a las condiciones orográficas y climáticas de la zona, que permiten su crecimiento en las ricas vegas del Nalón y en las zonas altas. "La vega está en un valle que las protege del aire y al estar más recogido les da calor, que es lo que necesitan para que suelten los azúcares y sepan dulces", explica Fernández. Además, la tierra de la vega, con mayor presencia de nitrógeno que en las zonas altas, le otorga "un sabor especial", dice Fernández, quien tiene 5.000 plantas en la vega de Sandiche.

Pero arriba, las fresas también crecen a buen ritmo y tiñen de rojo los campos. En el gusto apenas hay diferencia entre unas y otras. Lo único destacable es que tienen ciclos productivos distintos. Todas se plantan en febrero pero, mientras en las vegas empiezan a recoger en mayo, en las zonas altas esperan hasta junio. Un desfase que también afecta al fin del ciclo, produciendo hasta noviembre en altura y mediados de octubre en las zonas bajas. "Es por la temperatura que se empieza a producir más tarde y, en verano, como arriba hace más fresco, protege la producción y la alarga más", señala Elena Fernández, productora con 2.000 plantas en Villar.

Otro de los motivos que llevan a alargar el cultivo hasta bien entrado el otoño en áreas de altura es el tipo de tierra, más dura, menos caliza que en la vega y capaz de rendir más, detalla la mujer. Además, las fresas cultivadas en altura consiguen ser dulces hasta el fin del ciclo por haber acumulado muchas horas de luz. "Cuando arriba aún tenemos fresitas en julio, en las vegas ya están más grandes, lo que se conoce como fresones", sostiene.

Lo ideal para el crecimiento de las fresas está en el cielo. Se necesita una primavera que deje agua pero haga sol, "pero no de continuo porque eso las estropea", puntualiza Luis Fernández. Con la entrada del verano, los frutos esperan por el sol, que las hará madurar y les aportará dulzor. El momento más delicado para las fresas es el mes de septiembre. "Es muy importante controlar el riego porque ya hay más humedad que en agosto y las plantas se pueden ahogar", detalla. Otro de los males que afectan a las producciones freseras en septiembre son las enfermedades y plagas.

Las plantaciones freseras de Candamo se distribuyen en pequeñas huertas caseras y unos pocos grandes productores. Por ello, los agricultores apuestan por la unión. "Debería intentarse porque podríamos juntarnos para utilizar la maquinaria apropiada, que para uno solo no es económico, así como para comercializar las fresas", declara Elena Fernández.

En esa misma línea opina el productor de Sandiche. "Juntos podríamos vender las fresas a través de una especie de cooperativa a través del Ayuntamiento, que es el que nos facilita las fresas", comenta. Una dirección que pasa por "cambiar mentalidades y eso cuesta mucho", dice Elena Fernández.

En esa línea, la productora de Villar propone enfocar las fresas de Candamo hacia el mercado gourmet. "Para hacer eso hay que asegurar la producción y uno solo no puede hacerlo, pero es una salida porque nuestra fresa tiene un buen sabor y es la de mejor calidad en el mercado", sostiene. Por ello, considera que las fresas candaminas tienen un hueco en las neveras gourmet.

Aunque la fresa se vende muy fácil, empiezan a entrar en mercados y restaurantes fresones de otras zonas como autóctonos. Así es que estiman que la asociación de productores debería estar amparada por una marca de calidad que evite el fraude. "Se vende mucha fresa de Candamo que no es cultivada aquí. Somos los que somos y si ninguno la vende a ese sitio ¿cómo va a ser fresa de Candamo?", cuestiona la productora.

Los nuevos agricultores de fresa de Candamo aportan la experiencia de sus ancestros, pues ya se cultivaba en la zona desde hace más de sesenta años, y sus conocimientos actuales, que les hacen pensar en la necesidad de establecer la fresa de Candamo como marca de calidad. "Si queremos que esto tenga futuro a medio plazo, tenemos que buscar la fórmula que garantice la venta de la producción como autóctona", concluye la "fresera" Elena Fernández.

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