La investigación biosanitaria en Asturias goza de una salud de hierro a pesar de los duros recortes que ha soportado durante los últimos años. Casi la mitad de los científicos de primer nivel nacional que desarrollan su actividad en la región pertenecen a disciplinas encuadradas en esta rama, como la oncología, la genética, la anatomía o la psicología. Además, muchos especialistas jóvenes han conseguido aumentar su relevancia durante los últimos meses, tal y como se desprende de la mejora que han obtenido en su índice "h", un indicador que mide el seguimiento de los trabajos que realizan por parte de sus colegas. En otros campos de conocimiento, como las ingenierías, también se han registrado progresos, aunque mucho más lentos y vinculados sobremanera a las Telecomunicaciones. En Química, el recambio generacional está siendo algo más costoso y en la cima siguen figurando los mismos nombres que en años anteriores, mientras que en Física y Matemáticas apenas se aprecia debido a que muchos "cerebros" ponen tierra de por medio ante la imposibilidad de hacerse con un hueco cerca de casa.
El índice "h" es un baremo empleado internacionalmente para medir el impacto de los trabajos de un determinado autor en función de su número de publicaciones y de las citas que hacen de ellas sus colegas. No se emplea para las ramas de Ciencias Sociales y Humanidades y sólo admite comparaciones entre especialistas de una misma disciplina (es decir, no se puede equiparar a un oncólogo con un físico, por citar un ejemplo). Su reciente actualización (datos recogidos en la plataforma digital Web of Sciencie y a los que se puede acceder a través de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) evidencia la fortaleza de los investigadores de Ciencias de la Salud en la región, ya que cerca de tres decenas logran colarse entre los mejores de sus respectivas disciplinas en el ámbito nacional.
Es el caso del otorrino, catedrático emérito y director científico de la FINBA, Carlos Suárez, que figura como el número uno de España un año más, con una puntuación de 28. También repite cumbre el bioquímico Carlos López Otín, con un índice 83, tan sólo superado por el madrileño Mariano Barbacid, una eminencia mundial. Además, en puestos muy destacados se sitúan el nefrólogo Jorge Cannata, con un índice 41, el neurólogo Julio Pascual, con 36, la endicróloga Rosa María Sainz (36), el inmunólogo Carlos López Larrea (42) o el bioquímico Mario Fernández Fraga (50).
También varios psicólogos copan posiciones privilegiadas en el ámbito nacional de su especialidad. Es el caso de Fernando Cuetos, Julio Antonio González (el único vicerrector en ejercicio que logra hacerse un hueco en la élite), José Muñiz (candidato al Rectorado) o Juan Herrero.
Estos datos, corroborados por dirigentes de la Universidad en Oviedo en base al repositorio de la FECYT, ponen de manifiesto también que la Química asturiana sigue teniendo un peso específico en el conjunto de la investigación regional, aunque mantiene desde hace tiempo ya a sus mismos referentes. Entre los más destacados de esta especialidad se sitúan el rector, Vicente Gotor, José Joaquín Barluenga (ya jubilado), Alfredo Sanz Medel, el candidato al rectorado Santiago García Granda y Victorio Cadierno. En Biología, la especialista en genética Eva García Vázquez o el zoólogo Florentino Braña logran mejoras significativas en su índice "h" con respecto a años anteriores. En Matemáticas, destaca María Ángeles Gil. Y, en Geología, Manuel Prieto y Heather Stöll.
En el campo de la Energía y la Ingeniería Química, el Instituto Nacional del Carbón (INCAR) marca la pauta, con José Juan Pis como el investigador más destacado no sólo en Asturias, sino también en España, a pesar de su jubilación hace más de año y medio. En cuanto a las ingenierías en su conjunto, destaca el fuerte crecimiento de Fernando las Heras, especialista en Telecomunicaciones y que está al frente desde hace años de uno de los grupos más productivos de la especialidad e n toda España.
El noventa por ciento de los investigadores asturianos que aparecen entre los más destacados de su especialidad en el ámbito nacional desarrollan su labor en diferentes departamentos de la Universidad de Oviedo. El resto lo hacen en otros organismos científicos con sede en la región, como el citado INCAR, el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), el Instituto Oceanográfico, con sede en Gijón, del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA) y del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA).
