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Asturama

El secreto de Asturias está en la despensa

La región logra situarse entre la élite de las estrellas Michelin del país "porque trabajamos con la mejor materia prima", según los cocineros

El secreto de Asturias está en la despensa

El "bar de pueblo" de Ricardo González Sotres en Pancar (Llanes) ha trabajado este año tres veces más que el pasado. El fulgor de la estrella Michelin que El Retiro consiguió en 2014 y que por primera vez renovó anteayer ha dado para ampliar el local, "para evolucionar tanto en la cocina como en la infraestructura", para reafirmar en su pequeño banco de pruebas que el atractivo de la gastronomía asturiana merece "un empujón" para que "se nos venda un poco mejor". Una vez que la edición de 2016 de la guía roja ha confirmado las nueve distinciones que se reparten ocho restaurantes de la región, el último en llegar comparte sensaciones con el que lleva más tiempo en la guía -Casa Gerardo, en Prendes (Carreño), desde 1987-. La categoría de la gastronomía asturiana está a veces muy por encima de su visibilidad.

Nadie trabaja para conseguir premios, nadie dirá que la excelencia de la cocina asturiana se agota en los ocho restaurantes con estrella, pero si Michelin sirve de guía, Asturias ha alcanzado en ella un reconocimiento que le aleja cada vez menos de la élite nacional. Sólo cinco de las cincuenta provincias acumulan más distinciones que el Principado, son únicamente las de la flor y nata gastronómica española: además de Barcelona (37) y Madrid (25), Gerona (17), Guipúzcoa (16) y Vizcaya (11). Dentro de sus posibilidades, de unos años para acá, la gastronomía de la región araña posiciones en dirección a la minoría selecta que domina el arte culinario en España. Por comunidades, hay seis por delante y todas, salvo Madrid, son multiprovinciales; a la misma altura, Baleares empata a nueve y por debajo siguen las ocho de Alicante, las siete de Málaga, las seis de La Coruña y Pontevedra...

No hacía falta preguntar a Michelin. "La principal atracción de nuestra tierra es la gastronomía. La principal", recalca Marcos Morán. El cocinero de Casa Gerardo, el restaurante asturiano con más persistente presencia en la guía roja, no tiene "ni idea" de lo que buscan los inspectores, pero sí tiene a la vista la certeza de que el atractivo de la mesa es el recurso turístico por excelencia, el que hace recordar Asturias e impulsa a volver. "La gente se acuerda de esto sobre todo porque come bien y con buena calidad precio", abunda el cocinero. "Basta mirar lo que cuesta comer en un restaurante con estrella Michelin en Madrid o Barcelona y en Asturias" y todo eso se percibe a simple vista sin salir de su cocina. "Yo me siento muy valorado por mis conciudadanos", afirma. "Los políticos también se van dando cuenta poco a poco".

A lo mejor no era necesario, pero si también lo dice y lo difunde Michelin, mejor. Parres mantiene una concentración insólita de estrellas por kilómetro cuadrado con las dos que conserva Nacho Manzano a la puerta de Casa Marcial, en La Salgar, y la de José Antonio Campoviejo en El Corral del Indianu de Arriondas. El oriente, más de la mitad, suma cinco añadiendo a éstas la de González Sotres en Llanes y la de Jaime Uz en Arbidel (Ribadesella) y el resto encuentra dos en Gijón -Gonzalo Pañeda en Auga, Esther Manzano en La Salgar-, y una para la cocina de Isaac Loya en el Real Balneario de Salinas y la que Pedro y Marcos Morán custodian en Prendes. La buena cocina a precio más moderado que Michelin distingue con otra etiqueta, "Bib Gourmand", confirma a dos restaurantes asturianos más: La Corriquera, en Posada de Llanera, y La Fustariega en Verdicio (Gozón).

Los nueve "macarrones", como se les conoce en el argot del gremio, prolongan la cifra más elevada de los últimos años, pero no tapan la aspiración de que "pronto haya más gente premiada". Marcos Morán responde a la pregunta por el motivo de la concentración observando que "trabajamos el mejor producto a nivel nacional". Ricardo González Sotres asiente, se diría que la cocina en Asturias ya nace con estrella, y reincide en la visión de que "tenemos muy buena despensa, tanto del mar como de la huerta". ¿Presión? "La que marcan los clientes en el día a día", afirma Morán; "yo soy una persona muy tranquila", remata González Sotres.

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