De cada porción de diez trabajadores asturianos, apenas sólo uno ha decidido o se ha visto obligado a mudarse de municipio en los últimos cinco años. El mercado laboral del Principado se cuenta entre los más estables de España en términos de movilidad residencial merced a esos nueve de cada diez ocupados que llevan más de un lustro manteniendo sin parar su casa en el mismo concejo. Son el segundo promedio más duradero de España, rebasado solamente por el de Extremadura, también la única comunidad que supera a Asturias en cuanto a la perdurabilidad de domicilio cuando el análisis se circunscribe a los desempleados.

El 87,5 por ciento de ellos también ha permanecido al menos media década viviendo en el mismo municipio, dando forma así a un persistente equilibrio sostenido por algunas de las singularidades territoriales de Asturias. Juegan aquí a favor, por ejemplo, las distancias escasas del área central donde vive y trabaja mayoritariamente el millón largo de asturianos o el atractivo limitado que el panorama del empleo en la región despierta, a la luz de las cifras, en el exterior.

El recuento de los datos de la movilidad laboral y geográfica, divulgado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), relacionan la empleabilidad con la disposición a la mudanza para encontrar un trabajo o mejorar el que tienen y cuantifican las variaciones residenciales dentro y fuera de las comunidades autónomas retratando a Asturias como una región particularmente estable en todos los parámetros. Las conclusiones del recuento cifran en 38.400 los trabajadores que han cambiado el domicilio cruzando alguna frontera en los últimos cinco años y en más de 333.000 los que en ese periodo han decidido quedarse en casa. De la tendencia a la estabilidad da fe otro dato, el que atestigua que los trabajadores asturianos también son los segundos de España con un apego más sólido al lugar donde nacen. Casi la mitad de la población ocupada, más de 175.000 personas, confiesa haber vivido en el mismo municipio desde su nacimiento. El promedio sólo es más bajo que el de Murcia y está muy lejos de la media nacional, donde un tercio de los empleados residen en el donde han nacido.

En la estadística emerge también, no obstante, la evidencia de un alza en el número de empleados asturianos que han decidido mudarse, de grado o por fuerza, en el año precedente a la toma de datos. En 2015, según el recuento del INE, es eso lo que les ha ocurrido a 8.600 personas, el 2,3 por ciento de la población activa, por debajo de la media nacional y únicamente por encima del dato de otras seis regiones, pero la evolución histórica reciente da fe de que ha sido éste el año de los últimos cinco que ha registrado más cambios después de duplicar la cifra de 2014. La mayor parte de los que se han mudado, cerca de la mitad, 4.200, se han movido poco, por dentro de la región. Hay 2.500 que han llegado de otras comunidades, y aquí la comparación da fe del escaso atractivo y dimensión del mercado laboral asturiano -es el cuarto dato más pobre de España en términos absolutos-, y los otros 1.900 vienen del extranjero, un dato que mejora notablemente los de los ejercicios anteriores y también es el más alto desde 2011.