A la hora del almuerzo, en el mesón "El Centro" de la villa naviega, Olivita Martínez no podía ocultar su alegría por haber llenado con unos cuantos euros el bolso de familiares y amigos: "No sé decir lo que se siente, algo inmenso por dentro. Hay gente que compró décimos y es que esos ganan un buen pellizco...".

La buena nueva le llegó poco después de las diez de la mañana. "Estaba en la cama. Y escuché a mi hijo llorando por teléfono. Me asusté. Pensé en alguna desgracia, cómo iba yo a acordarme del sorteo. Luego ya me lo contó", relató en el mesón en plena fiesta y cuando recibió otra llamada por teléfono, de una nieta, pero en esta ocasión no se asustó, sino que estaba prevenida. "Vaya cómo sabe... Que quiere la Play o no sé qué cosa.", explicó con humor.

La historia del premio en Puerto de Vega tiene su miga, más que nada porque éste es el primer año que Olivita Martínez vende papeletas de un número que recoge la fecha en la que nació un nieto: el 18 de enero de 2002. "Otros años es sólo para la familia. Para el bar es otro número. Esta vez decidimos venderlo, ¡y mira!". La mujer no se cansó de felicitar y recibir felicitaciones de unos y otros. Todos, agraciados y los que no, brindaron juntos en la calle a cuenta de los dueños del mesón.

Eso sí, como es poco dinero, al menos, en comparación con lo que toca con el Gordo, en Puerto de Vega tienen claro que lo "fundirán" todo en Navidad: comidas, regalos... No dará esta vez, como recordaron algunos ayer, para hacer lo mucho que se hizo con el premio millonario de 1972: "De aquella se arregló todo el pueblo, las casas. Se compraron coches. Vaya si se notó".

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