El piloto José Antonio Rodríguez, fallecido el pasado miércoles mientras apagaba un incendio en La Roza (Parres), ha sido incinerado y la familia partió ayer con sus cenizas a Menorca, donde residía. Los familiares no han querido funerales ni actos de homenaje. No obstante, los bomberos del SEPA guardarán hoy un minuto de silencio en La Morgal.

La Guardia Civil tomó muestras en la zona del accidente y ahora corresponde a la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes (CIAIAC) establecer la causas. Ignacio Martín, portavoz del Sindicato de Pilotos (SEPLA), indicó que llevaban dos años prácticamente sin accidentes de pilotos en incendios. Resaltó la dificultad de estas misiones. "Los momentos críticos son la carga y descarga del agua. Cuando se liberan los 1.000 litros del 'bambi' (el recipiente que transporta el líquido) tiende a ir hacia arriba. En ese momento puede pasar cualquier cosa", señaló. Aparte de la hipótesis de la desorientación por el humo, se baraja también que el helicóptero se hubiese descompensado al soltar la carga.