"Me he metido en la nube, me he metido en la nube, estoy desorientado". La comunicación de los bomberos de tierra con el helicóptero que José Antonio Rodríguez pilotaba sobre ellos, en el incendio forestal que ayer ardía sin tregua en La Cuesta de Parres, se cortó a continuación de estas palabras. La nube era al parecer de niebla, de niebla densa y muy baja que se confundía con el humo. Pasaban unos pocos minutos de la una de la tarde y la colisión de la aeronave contra la ladera de una montaña se llevó la vida del piloto y único ocupante del helicóptero.

La cadena de fuego que ha llegado desde el sábado a cincuenta de los 78 municipios de la región se cobró la primera víctima mortal en un paraje intrincado al sur de la localidad parraguesa de La Roza, donde Rodríguez participaba a los mandos del aparato en la extinción del incendio más resistente de los ocho que ayer permanecieron activos en la región. La aeronave, una de las dos destacadas en el incendio, llevaba en torno a una hora trabajando sobre el fuego en una zona de repoblación conocida como La Cuesta de Parres. Había partido a las doce menos cuarto de La Morgal, acarreaba agua desde un punto de captación próximo al foco del incendio y después de efectuar varios viajes, presumiblemente antes de una de las descargas, sobrevino el impacto fatal que acabó con la vida del piloto.

José Antonio Rodríguez, madrileño de 49 años residente en Menorca, padre de un niño y una niña de tres y seis años y piloto experto con 23 años de servicio en la lucha contra el fuego, casi acababa de incorporarse a las labores de extinción en Asturias, pero había actuado antes en otras muchas ocasiones reforzando puntualmente las plantillas contra incendios de la región. Trabajaba para una empresa externa subcontratada por el Servicio de Emergencias del Principado. Su madre reside en Galapagar (Madrid), él vivía desde hace una década en Menorca con su pareja y sus dos hijos.

En la recuperación de los restos del piloto fallecido, que se prolongó hasta pasadas las cuatro de la tarde, se movilizó al helicóptero medicalizado de Bomberos de Asturias y al Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) con base en Cangas de Onís. Una vez completados los trámites para el levantamiento del cadáver, el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Oviedo para hacerle la autopsia.

"La tragedia" que la "plaga enorme de incendios" esquivó en su punto culminante del pasado fin de semana llegó desgraciadamente ayer, lamentó el presidente del Principado en las inmediaciones del lugar del accidente, de muy difícil acceso. Javier Fernández expresó su gratitud por el trabajo que el fallecido "estaba realizando como servidor público" y envió a la familia "la solidaridad y el pésame de todos los asturianos". Apuntó al humo y la niebla como la combinación fatal que desencadenó el accidente, mientras el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, reavivaba su "llamada a la responsabilidad y a la condena" en la autoría, supuestamente provocada, de la mayor parte de los incendios y daba cuenta de las dificultades de los servicios de extinción para dominar el único sin control de los ocho que ayer seguían activos Asturias. Reiteró que no se ha detectado "ningún factor de carácter natural" capaz de explicar la simultaneidad de 147 focos en el punto de máxima intensidad, a las dos y doce minutos de la madrugada del pasado domingo. En La Cuesta de Parres, ayer, la zona seguía humeando persistentemente al anochecer.

Los bomberos de Cangas de Onís se negaron a ser relevados de la zona del fuego que había costado la vida a su compañero y mantuvieron la posición mientras pudieron, dejando hasta bien entrada la tarde de ayer prácticamente vacío el parque cangués. La pelea en La Cuesta de Parres movilizó a dieciocho personas en tierra, a nueve bomberos, al jefe de zona y a dos cuadrillas forestales de cuatro efectivos cada una, que contaron hasta el momento del siniestro con el apoyo aéreo de dos helicópteros.

La madre y el hermano del fallecido viajaron a Asturias en avión desde Madrid a última hora de la tarde de ayer. Los familiares de José Antonio Rodríguez fueron recibidos por el consejero de Presidencia, Guillermo Fernández, que los acompañó hasta su marcha del aeródromo asturiano en una ambulancia de Cruz Roja en torno a las 20:50 horas, informa Amaya P. GIÓN.