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Memorias y 2 | MANUEL COSMEN ADELAIDA | Empresario

"Nunca creí que nuestro pequeño grupo familiar podría llegar a donde llegó"

"La familia, la seriedad, la reputación, la amistad... son muy importantes para ser feliz, que es lo más relevante en la vida"

Manuel Cosmen Adelaida. LUISMA MURIAS

Manuel Cosmen Adelaida (Cangas del Narcea, 1937), empresario, culmina sus memorias con sus últimos decenios de vida empresarial y sus reflexiones.

Autocares. "Cuando llegué a Alsa, la empresa, con la capacidad de mi hermano y de un equipo muy importante de profesionales, ya tenía líneas en Europa. Eran tiempos en los que había que superar muchos problemas. Entonces las lunas de los vehículos eran de vidrio templado y se nos rompían al menor impacto de una piedra. Todas las semanas teníamos algún autocar dañado. Disponíamos de "stocks" de parabrisas en Asturias, Madrid y Alicante para actuar de inmediato. Alguna vez ocurrió en la línea París-Ginebra y, además de transbordar al pasaje a otro autocar, mandamos un camión desde España con una luna nueva para reparar el vehículo. Cuando salieron las lunas Lamiglass, que no se fragmentan, encargamos a los carroceros que instalaran este tipo de parabrisas. Fue una etapa de crecimiento. En 1992 conseguimos ser los transportistas de la Exposición Universal de Sevilla. Allí había un presidente del comité de empresa con el que tuve mis más y mis menos, pero acabamos haciéndonos íntimos amigos y hoy, 23 años después, conservamos la relación y todos los años me manda una caja de naranjas. También logramos ser los transportistas de la boda de la infanta Elena en Sevilla en 1995, lo que también nos dio mucha notoriedad. Les dijimos a los dos representantes con poder que teníamos en Sevilla que tenían que lograrlo. Movilizamos desde el resto de España 30 vehículos iguales. Crecimos también comprando empresas, muchas veces en manos de los descendientes de los fundadores y que ya no tenían interés en seguir en el negocio. Nosotros, como ya teníamos una estructura, éramos capaces de reducir los gastos generales de las empresas que comprábamos. Además, estudiábamos muy bien los tráficos y mejorábamos el rendimiento. Crecimos por Alicante, Valencia, Cartagena... Algunas amistades que creamos en Levante nos permitieron establecer los primeros contactos con el alcalde de Marraquech, que fue la primera ciudad de Marruecos en la que se implantó Alsa. A veces pienso que si mi hermano Pepe y yo hubiésemos podido tener medios tan normales hoy como los teléfonos móviles, hubiéramos podido hacer muchas más cosas. Cuando llegó el fax (en Alsa pusimos, creo, el segundo o tercero que hubo en Asturias) fue un salto enorme. Antes mandábamos una carta certificada a la fábrica de Mercedes en Alemania, tardaba tres días en llegar, otros tres en recibir la respuesta. Cada gestión duraba seis o nueve días. Con el fax pasó a ser casi inmediato. Fue una revolución. Yo viajaba todos los meses a la fábrica de Mercedes en Mannheim (Alemania). Un día fui a comprar diez autocares. Cada vez que llamaba a España y hablaba con mi hermano, subíamos el pedido en otros diez. Acabamos comprando cincuenta de una vez. Un grupo israelí encargó en esos mismos días 1.000 vehículos. El 31 de diciembre de 1997 o 1998 me fui de Alsa. Vendí mi parte a mi hermano Pepe. Me quedé con el hotel Principado, que ya estaba en la empresa desde los años 80, y me volqué en el negocio de los camiones".

Camiones, hoteles y geriátricos. "El negocio de los camiones (Encosa) se había ido desarrollando bajo la dirección de Carlos González, ya fallecido, una persona de muchísima confianza y lealtad. Llegamos a tener 40 camiones. La crisis de 2008 no la empezamos a notar hasta el 1 de enero de 2011 porque en Asturias siguió habiendo mucha obra pública hasta entonces, como El Musel, las autovías y otras. Lo mismo nos ocurrió en los hoteles. Ahora en Encosa tenemos 12 vehículos, aunque es una flota muy joven, con cuatro o cinco años. Ampliamos el hotel Principado, de Oviedo, que fue una inversión muy importante para el rendimiento del establecimiento. Luego, estando de vacaciones con mi esposa en San Pedro de Alcántara, vi una residencia que era propiedad del Banco Santander desde que absorbió al Hispano Americano, y la compramos. La convertimos también en hotel. Después adquirirmos el hotel de Madrid. El año pasado estuve a punto de comprar otro en Granada, pero tenían un problema hereditario y renuncié para no acabar adquiriendo un conflicto. Los hoteles son nuestros y la gestión del día a día la hace NH. Después de 20 años, seguimos teniendo muy buena relación aunque a veces haya tensiones. Este año hicimos remodelaciones importantes de habitaciones en los hoteles de Oviedo y Madrid. Tenemos dos geriátricos, cuya gestión tenemos contratada, y ahora uno de ellos, en el chalé de Pepín Rodríguez, el indiano de los puros Romeo y Julieta, lo vamos a rehabilitar para hacer un centro de día. Creo que en este tipo de establecimientos las administraciones deben estar más vigilantes en la calidad del servicio y de la alimentación de los residentes y menos en la gestión del negocio".

Convicciones. "Yo creo que la familia es un amparo para ser feliz y que es un apoyo muy importante. Los veranos los pasamos en Lieres, donde restauramos la casa que era de la familia de mi mujer, y compré un piso en Gijón para que los hijos pudieran ir a la playa y para que yo pudiera ir todos los días a verlos desde Oviedo. La familia, la seriedad, la reputación, tener amigos... todo esto es muy importante para ser feliz, que es lo más relevante en la vida. No hace falta ser millonario. Muchas veces la satisfacción te la da que el negocio funcione, la marcha de la empresa, su función social. Yo nunca creí que nuestro pequeño grupo familiar podría llegar a donde llegamos. Pero con trabajo, esfuerzo y buena administración, las empresas pueden desarrollarse. Es fundamental no endeudarte más que lo que puedas asumir. A veces el negocio ciega y el empresario acaba avalándolo con sus propios bienes y, si vienen mal dadas, se queda sin nada. Esto me da una pena enorme. En los negocios es muy importante ser austero y prudente, aunque a veces haya que tomar decisiones valientes. Lamento que en Asturias, pese a las buenas oportunidades que hubo de hacer dinero, no se forjaron muchas industrias con el suficiente sacrificio, y en ocasiones se optó por la ostentación. En la empresa hay un porcentaje para todo (para viajes, para comidas...) y no hay que sobrepasarlos. Y es fundamental la amortización. Si esto no se tiene en cuenta, el negocio no será fructífero. La empresa necesita modestia, trabajo, prestigio, que le des una reputación Y hay que estar en el negocio. Al pie del cañón. Nunca me sentí esclavo por ello. Es lo que siempre hice, desde niño. Creo que mis tres hijos (Manuel, Gemma y Antonio) han heredado este espíritu. Me da una satisfacción enorme que sigan con el negocio. Lo fundamental es trabajar en lo que te gusta porque trabajas más, te cuesta menos y rindes mucho más. En la vida lo que vale es lo que tú trabajes y lo que sepas hacer. Y es muy relevante hacer equipos. Nosotros tenemos la suerte de tener un equipo directivo fenomenal, de gente entregada. Y esto es muy importante porque conservar una empresa es difícil cuando el mercado, la tecnología y otros factores cambian constantemente. Hubo periodos difíciles, en los que tuve que pedir aplazamientos de pago a la Seguridad Social, pero fueron los menos. El empresario pasa horas sin dormir porque todos los meses tiene que pagar a los trabajadores, a la Seguridad Social, a Hacienda..., que son socios cuando hay beneficios pero no cuando se producen pérdidas. En Asturias hay una gran cantidad de gente muy bien preparada. Acabamos de hacer una selección de personal y es dificilísimo elegir porque te encuentras con gente valiosísima, de gran capacidad y formación. El otro día pasé por delante de unos talleres vacíos y me preguntaba qué se podría poner en marcha que fuese rentable y que permitiera emplear a tantas personas formadas y sin trabajo. He hecho muchos amigos en la vida. Participo en varias tertulias. Y sigo con una gran afición a los coches y a los talleres. Ahora estoy restaurando un Fiat de 1934".

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