"Yo quiero ser prudente, hay una investigación en marcha y ojalá tengamos pronto información para saber qué hay detrás de estos incendios".

El presidente del Principado, Javier Fernández, dejó ayer abiertas todas las hipótesis. La mano intencionada del hombre interviene en la generación de muchos de los fuegos que afectan a Asturias desde el pasado día 19. Los investigadores no tienen duda al respecto. Falta por saber qué grado de compenetración y estrategia existe entre algunos de los pirómanos. Si es que existe.

"Esto es una especie de plaga que nos ha tocado vivir", aseguró anoche en La Fresneda el presidente asturiano. El director general de Justicia e Interior, Rafael Abril, fue incluso más explícito: "Somos víctimas de auténticos desalmados". Enfrente, cientos de personas que se están jugando la vida para frenar incendios que en algunos casos están muy habilmente perpetrados, en zonas de difícil acceso, aprovechando los vientos favorables para la propagación de las llamas y, en muchos casos, con el agravante de nocturnidad.

Perfiles pirómanos

Las autoridades tienen claro, por ejemplo, que los dos incendios de ayer en La Fresneda y Soto de Llanera fueron intencionados. No fueron fuegos de grandes dimensiones pero descolocaron a los investigadores porque son incendios a los que no se les puede sacar beneficio alguno en materia agrícola y ganadera. Alguien se arriesga a hacer daño sin posibilidad alguna de sacar provecho de ello.

Lo normal es que en la racha de incendios en Asturias intervengan muchos perfiles. El del ganadero malicioso que busca tierra quemada y pastos es de sobra conocido. El del loco por libre, amigo del fuego, lo mismo. El perfil del gamberro que responde al efecto llamada excitado por el torrente de informaciones al respecto, también es preciso tenerlo en cuenta.

En todo caso los que conocen los estragos del fuego saben qué difícil es a veces apagarlo, pero también qué complicado es encenderlo para quien no es un experto, sobre todo si las condiciones metereológicas no ayudan. En estos días, por desgracia, el medio ambiente juega a favor de los pirómanos.

Existen en Asturias más de 400.000 hectáreas de monte forestal o de pasto, algo así como el 40% del total de la superficie del Principado. En los últimos diez días más de medio centenar de concejos asturianos han sufrido algún incendio de cierta consideración. Buscar a los autores dolosos de incendios es buscar una aguja en un pajar, máxime en entornos donde el silencio es un grado.

Nada que ver con los incendios provocados por descuidos o negligencias; por los excesos de confianza: el famoso "yo controlo". El problema no está ahí. El problema puede ser mucho más serio.