La entrada en vigor del real decreto de Prescripción Enfermera es ignorada por los pacientes y los profesionales, que desconocen que ya no pueden hacer su trabajo habitual -desde hacer curas, hasta poner vacunas o controlar la medicación prescrita- sin la autorización expresa del médico. Los enfermeros y enfermeras consultados en distintos centros de salud de la región coincidieron en que nadie les ha indicado que tuvieran que modificar su labor diaria. De ahí que la actividad se desarrollara con absoluta normalidad.

Según la nueva legislación, los enfermeros sólo pueden "de forma autónoma, indicar, usar y autorizar dispensación de los medicamentos y productos sanitarios no sujetos a prescripción". Es decir, los que cualquier ciudadano puede adquirir en la farmacia.

Marta Villamil, presidenta de la Sociedad de Enfermería de Atención Primaria del Principado (SEAPA), explicó ayer que "la legislación, en lugar de reconocer el papel que desempeñamos día a día, lo que hace es coartar toda posibilidad de desarrollo profesional y trabajo en equipo con el médico. Esto va a perjudicar gravemente al paciente, a la asistencia sanitaria y a la calidad del sistema, porque crecerán aún más las listas de espera y se retrasará una atención diaria que funciona bien y descongestiona la consulta del médico".

Por ejemplo, los profesionales de la enfermería deben dejar de hacer el control de la administración del Sintrom, las vacunaciones, la atención a los pacientes diabéticos, o la dispensación de los medicamentos de pacientes crónicos que tienen prescrito un tratamiento, porque todo dependerá ahora de los médicos.

"A esta normativa se opuso hasta el Colegio de Médicos porque carece de lógica. Nadie entiende a quién puede favorecer retrasar de manera absurda la atención a los pacientes", afirmó Villamil. También indicó que el Principado de Asturias ya se había manifestado en contra del real decreto y en apoyo a los profesionales. "Nosotros no queremos ni podemos diagnosticar, pero estamos perfectamente cualificados para intervenir en cuidados que hacemos de manera cotidiana en una labor reconocida tanto por los pacientes como por los médicos", añadió la presidenta de SEAPA.

Los profesionales de la enfermería familiar y comunitaria han de superar una formación adicional de dos años similar a los MIR de los médicos. En Asturias sólo está reconocida como categoría diferenciada la de matrona, pero en otras comunidades autónomas ya ejercen con su titulación propia. En Galicia, por ejemplo, ya se ha redactado un borrador para reconocer la especialización.

Una dificultad añadida a la normativa que ha impuesto ahora el Gobierno central "a traición, porque está en funciones y en días festivos", es que los médicos se tienen que ceñir a guía de práctica clínica o asistencial que "no existe, está sin desarrollar, con lo que se produce un vacío legal", dijo Villamil. Los enfermeros aseguran que están dispuestos a iniciar movilizaciones.