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Patxi y el espíritu del general Riego

El nuevo presidente del Congreso pasó todos los veranos de su niñez en el pueblo de Tuña, donde sus padres Lalo y Bego forjaron amistades inquebrantables

Patxi López junto a Antonio Tronco, que le vio crecer en los veranos de Tuña. PEPE RODRÍGUEZ

A Lalo López (Eduardo López Albizu, 1930-1992) la Policía franquista no le dejaba en paz. En el PSOE aún clandestino anterior a 1975 aquel obrero de la zona industrial bilbaína, cargo sindical en La Naval, con domicilio en Portugalete, era una voz que se dejaba oir. Una huelga en 1967 le llevó a la cárcel y al exilio. El régimen le mandó una temporada a purgar penas a un pueblo onubense, Huercal Overa. Como se trataba de hacer daño, a su mujer, Bego, la exiliaron a Cáceres. Lalo López participó en el histórico congreso socialista de Suresnes (octubre de 1974) donde incluso defendió una ponencia.

Lalo y Bego tuvieron un hijo, bautizado en 1959 como Francisco Javier. Hoy, presidente del Congreso de los Diputados: Patxi López Álvarez.

La transición política rehabilitó la figura de Lalo López, que fue elegido diputado en las dos primeras Cortes democráticas, fue miembro de la Ejecutiva del PSOE desde 1970 -aún de tapadillo- hasta 1979. Se retiró de primera línea de la política en 1982 con la victoria en las urnas del PSOE de Felipe González. Misión cumplida.

Aquel matrimonio guerrero, hijos de la ría del Nervión, encontraba cierta tranquilidad en un refugio veraniego asturiano. En Tuña (Tineo), "los vascos", como se les conocía en la localidad, llegaron puntuales durante muchos años de las décadas de los sesenta y setenta. Los veteranos de Tuña recuerdan a Patxi López, primero como un bebé en brazos de su madre, después en pantalón corto, formando pandilla con los niños del lugar.

La elección de Tuña tenía una causa. El bisabuelo materno de Patxi López ejercía de jefe de máquinas del buque "Cabo de Hornos", barco de la emigración americana. En uno de los viajes forjó amistad con una familia de Tuña. Años más tarde, ya de vuelta, las dos familias mantuvieron el contacto y aquellas vacaciones estivales que se convirtieron en un ritual. La amistad llega, pues, desde la familia de Begoña, la madre de Patxi López. A ella se sumó Lalo -Tuña fue lugar de parada en su luna de miel- y poco tiempo después su hijo. En Tuña le esperaba con los brazos abiertos la familia que regentaba Casa Pipo, bar, restaurante y habitaciones, frente a la iglesia del lugar.

En una de las fotografías que ilustran esta página se ve a Patxi López, un niño de unos diez años, junto a un grupo de jóvenes en la plaza de Tuña. Está sacada por Antón de Moruecu, vecino de la localidad, fotógrafo y padre del escritor Antón García, muy amigo de Patxi López.

Antón García recuerda aquellos días de juegos infantiles "bañándonos en el río o subiendo a las cuevas. El padre de Patxi también nos organizó algún viaje para pasar unos días en Portugalete, donde residían desde siempre"

La familia López Álvarez veraneó en Tuña 17 años. En ocasiones traían amigos a conocer la patria del general Riego. Un amigo de Lalo se llamaba Nico; otro, Ramón. "Después, el pueblo se enteró que aquellos acompañantes eran Nicolás Redondo y Ramón Rubial", dice Antón García. Redondo fue secretario general de UGT desde 1971 a 1994, y Ramón Rubial presidente del PSOE desde 1979 a 1999.

Lalo y Bego aprovechaban el verano para hacer su particular proselitismo. "A la muerte de Franco, una de las primerísimas agrupaciones que se crean del PSOE en Asturias fue la de Tuña", apunta García.

Cuando en 2011 Patxi López, que había sido nombrado lendahakari dos años antes, volvió a Tuña para recoger un premio asociado a la memoria del general Riego, comprobó que el pueblo no olvida a "sus" vascos. De Casa Pipo se llevó una empanada de chorizo y tocino que le había pedido su madre Bego. Y se pasó el día saludando, abrazando y recordando. Con Antonio Tronco, hermano de la matriarca de Casa Pipo, el reencuentro fue especial.

"Nunca pensé cuando jugaba aquí al fútbol o al frontón contra la pared de la iglesia, que años después iba a volver a recoger un premio", dijo entonces Patxi López en compañía del entonces líder del PP en Euskadi, Basagoiti. ETA aún podía matar y López viajaba con escolta.

Durante los años de transición política, los policías que habían acosado a la familia López Álvarez se convirtieron en sus escoltas contra los terroristas.

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