La Fundación Banco de Alimentos de Asturias, vanguardia de la batalla contra el despilfarro de comida, el hambre y la malnutrición, ha sido galardonada por LA NUEVA ESPAÑA con el premio "Asturiano del mes" de noviembre por un esfuerzo que el año que viene cumplirá dos décadas y que el pasado consiguió víveres para dar de comer a 20.600 personas a través de 183 entidades humanitarias. La canalización de la solidaridad de los asturianos a través del "banco bueno" viene de rebasar sus mejores registros en 2015, elevando el recuento anual hasta 2.420 toneladas de alimentos, y en noviembre, siete días de "Gran recogida" dieron para tanto que los voluntarios de la organización aún han terminado esta semana de contar todo lo conseguido. Era la cuarta edición consecutiva de la explosión solidaria promovida por la ONG y el nuevo récord de recaudación y participación subió hasta 275.000 kilos de artículos no perecederos obtenidos de la generosidad popular mediante la movilización simultánea de 1.500 voluntarios en 538 puntos de recolección distribuidos por toda la región. Colaboraron casi el doble de entidades y empresas que el año anterior y 72 ayuntamientos.

El año recién finalizado "ha sido muy importante para nosotros", resume la directora de la organización, María Velasco. "Por el esfuerzo, por la implicación de la 'Gran recogida', por la inauguración, también en noviembre, de la nueva sede social", casi 4.000 metros cuadrados cedidos por Alimerka en el polígono del Espíritu Santo, en Oviedo. El espacio se añade a un almacén de distribución en Gijón donado por el Ayuntamiento y a un local en Mercasturias desde donde la organización se hace cargo del excedente de frutas y verduras que están en buen estado para el consumo, pero no se consideran aptas para la venta. El Banco de Alimentos de Asturias, en la región desde 1997, en toda España a partir de finales de los años ochenta, es el trabajo desinteresado de cincuenta voluntarios fijos entre los que trabajan en los almacenes, los chóferes y los que se ocupan de labores administrativas o de sensibilización, y el de tres personas contratadas. En momentos puntuales de crecida solidaria como las grandes recogidas, la cifra de operarios engorda hasta 1.500 y la tarea se dispara hasta el estrés. "Lleva muchísimo trabajo, pero es muy gratificante", asegura Velasco.

En el Banco, sigue la directora, el reciente ascenso progresivo de la avalancha solidaria y, con ella de la razón de ser de la organización, se percibe con particular intensidad "más o menos desde finales de 2011 y principios de 2012". "Aunque la crisis comenzó antes", afirma, el repunte de la necesidad llegó a los almacenes de la organización "cuando la gente empezó a ver que personas de su entorno comenzaban a tener problemas, cuando se vio que de la noche a la mañana había quien precisaba ayuda para lo más básico. Ahí es donde la sociedad se volcó". Ahí es donde entra la labor de una institución que recauda auxilios para la primera necesidad, que busca empresas dispuestas a entregar excedentes que de otro modo se destruirían, que organiza operaciones de recaudación y sensibilización de distinta índole entre la población y que canaliza la llegada de lo recogido hacia el eje de la escasez utilizando como mediadores a centros asistenciales, benéficos o sociales. Íntegramente gestionada por voluntarios, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2012, se diría que la Fundación Banco de Alimentos de Asturias define su misión desde el título del concurso de dibujo infantil que se organiza cada año con motivo del Día de la Alimentación y cuyos premios fueron entregados ayer en el Acuario de Gijón: "Nos hace falta lo que a ti te sobra".