El Principado apoya prohibir el consumo de tabaco en los vehículos cuando viajen en ellos menores de edad. La medida, según indicó ayer el director general de Salud Pública Antonio Molejón, fácil de controlar, como el uso del móvil al volante, permitiría limitar el consumo de tabaco en el ámbito privado, la gran asignatura pendiente después de que prácticamente se haya desterrado el humo de otros escenarios, como el lugar de trabajo o la hostelería, tras la puesta en marcha de la norma más restrictiva contra el tabaco, que entró en vigor en 2011. Molejón reconoció que establecer medidas coercitivas en el ámbito doméstico, el lugar donde los menores están más expuestos hoy por hoy al humo de tabaco, es más complejo, debido a las dificultades para verificar el cumplimiento de una hipotética prohibición. "Es más efectiva la vía de la concienciación de los padres sobre el riesgo al que está sometiendo a sus hijos", indicó.

Mientras tanto, el Principado se marca como prioridad la vigilancia del humo en los espacios cerrados, las terrazas de los establecimientos hosteleros y también las marquesinas de los autobuses, donde aún es posible ver a muchos usuarios fumando, quizá porque no existe conocimiento de la prohibición. Entre 2011 y 2014 se realizaron un total de 3.290 inspecciones en locales hosteleros, un de 58 por ciento de las cuales (1.916) fueron de oficio y el resto derivadas de denuncias. Esas inspecciones finalizaron en expedientes sancionadores en 1.178 casos, lo que hace un total de 300 por año. Pueden parecer cifras altas, pero según el Barómetro sanitario de 2014, Asturias es la región donde más se cumple la prohibición de fumar en bares y restaurantes, con una valoración de 9,22 sobre diez. La media española es de 8,10, y las regiones que más cerca están de Asturias son Baleares y Cataluña, con un 8,57 y Aragón, con un 8,54, según explicó Molejón.

José Ramón Hevia, jefe del servicio de Promoción de la Salud y Participación, ofreció algunos datos que ilustran el impacto de la normativa en el consumo de tabaco y las enfermedades asociadas a ese hábito. Por ejemplo, disminuye la prevalencia de fumadores diarios, que pasaron de un 28,5 por ciento en 2006 a un 25,4 por ciento en 2012, según la Encuesta de Salud de Asturias (ESA). La nacional (ENS) aprecia un descenso mayor: del 28,25 al 21,75. También desciende entre los adolescentes (de 14 a 18 años), lo que es un buen dato, porque "los fumadores jóvenes son los fumadores del futuro", indicó Hevia. El jefe de servicio constató la práctica desaparición del humo en lugares público (solo un uno por ciento de personas), aunque se mantiene alto el porcentaje de expuestos en el domicilio (20 por ciento). La nicotina ambiental en hostelería, añadió, ha pasado de 5,73 microgramos por metro cúbico a 0,57, diez veces menos.

El informe de las Cortes sobre el efecto de las leyes antitabaco refleja, por otro lado, un descenso de los pacientes de infarto de miocardio, cardiopatía isquémica y asma, que pasaron de 113.000 casos en 2005 a 94.915 en 2011. Aún es pronto para conocer la posible reducción de los casos de cáncer de pulmón y otros relacionados con el tabaco. Más preocupante es un estudio de la Universidad de Granada, que analizó la cotinina (un metabolito de la nicotina) en la orina de 118 menores, y que se mantiene igual que antes de la normativa. Reducir la exposición de los menores al tabaco es uno de los objetivos, igual que el desafío de reducir el consumo en mujeres jóvenes, "una diana de la industria del tabaco, que ha hecho un gran esfuerzo por reclutarlas", indicó Hevia.