La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ningún concejo ganó población en el trienio más negro de la demografía asturiana

Asturias es la única región sin saldos positivos

Ningún concejo ganó población en el trienio más negro de la demografía asturiana

La hemorragia demográfica ha llegado a la gran ciudad. La crisis ha generalizado la penuria y Asturias no tiene ya ningún municipio que haya ganado población en los tres años que van de 2012 a 2015, el trienio más negro para el censo de esta región que mantiene sin pausa desde los ochenta los peores registros de natalidad y mortalidad de España y que ha devuelto su población a los niveles que tenía en los últimos sesenta. Desde 2012, cuando la crisis acabó de romper el débil poder de arrastre de un saldo migratorio que hasta entonces aún era levemente positivo, el Principado ha perdido el último asidero que amortiguaba su caída demográfica. De 2009 a 2012, el censo todavía creció en 19 municipios, sobre todo en los urbanos del área central; de 2012 a 2015, en ninguno. Y Asturias es aquí la excepción, la única comunidad autónoma española sin un solo municipio a salvo del declive.

"Según una tendencia que algunos estudios anunciaban ya hace quince o veinte años", lamenta el geógrafo Rafael Menéndez, investigador del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de Oviedo, el contagio de la debilidad demográfica partió de "los concejos más rurales, pasó a los municipios con villa y ha llegado a los metropolitanos. Es un signo de debilidad" sin remisión ni soluciones y algo más: a su juicio, "el factor social más preocupante que tiene Asturias desde mediados de los años ochenta".

Lo tiene y lo mantiene sin soluciones efectivas desde hace décadas, de acuerdo con una cadena en la que la baja natalidad no suficientemente compensada por las migraciones "nos lleva a perder habitantes, al envejecimiento, a la caída de la población activa y al aumento de la dependiente, a configurarnos como una región subordinada a las transferencias del Estado que no sería capaz de cubrir por sí misma cosas tan básicas como las pensiones". Viene a decir que el problema tiene más enjundia de la que parece y que la absoluta y persistente ausencia de remedios ensombrece gravemente el futuro.

Asturias ha visto cronificarse su enfermedad demográfica a medida que se agravaba la crisis económica y ha terminado por configurar "una situación demográfica muy preocupante, porque no se atisba una salida ni pronta ni fácil". A juicio del profesor, "habría que sentar en la misma mesa a la Administración regional y local, a los empresarios y a los sindicatos, a la Universidad y a otros centros de pensamiento para elaborar un plan que permita hacer frente a las causas". Su tratamiento incluye una batería de medidas necesariamente "consensuadas", por ejemplo "un verdadero plan de conciliación y flexibilización de horarios de trabajo y de todo aquello que penaliza a la gente que quiere tener hijos" o un "giro a las políticas sociales" que las enfoque "más hacia el crecimiento de la población y menos hacia la versión asistencial" que a su entender ha hecho fortuna en los últimos 30 años.

El obstáculo demográfico "nos sitúa", resume Menéndez, "ante un futuro que, si no reaccionamos, nos convertirá en un territorio cada vez más marginal en España y en Europa por la suma del aislamiento con el envejecimiento".

La estadística confirma que la estrechez demográfica ha dejado de ser un asunto privativo de la Asturias rural. Ha cedido la migración interna hacia el centro urbano, se frena el crecimiento del eje metropolitano justo cuando se desvanece el "espejismo" del leve paliativo de la inmigración. El análisis de Berta López, profesora de Geografía Demográfica, dice que "si se para el motor principal, el de la natalidad, y el secundario, el migratorio, se rige por el comportamiento de la economía", el resultado de la crisis ha de parecerse mucho, casi por necesidad, a esta extensión del desierto demográfico asturiano.

"Si el retorno de los inmigrantes pesa en el retroceso de la población del conjunto del país", persevera, "con mayor razón se dejará sentir" aquí, donde la natalidad es la más declinante de España. La ganancia migratoria "es como tomar población prestada, luego hay que devolverla", relata López, que se apunta a la demanda de planes a largo plazo, de aquellas que no suelen ser más del gusto de los gobiernos, e introduce un matiz en la gravedad del enfermo. "La estadística percibe con dificultad la pérdida de jóvenes que se van en busca de trabajo, que muchas veces siguen empadronados en sus casas. El desperfecto puede ser mayor del que se ve en los números", alerta.

Compartir el artículo

stats