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La vigilancia tecnológica, nueva arma del machismo que sufren las adolescentes

Algunos jóvenes llegan a utilizar el geolocalizador del móvil de su novia para saber dónde se encuentra, advierte la sexóloga Sara Rodríguez

La sexóloga Sara Rodríguez Pérez, en un descanso de la sesión celebrada en la Facultad de Formación del Profesorado. LUISMA MURIAS

El machismo ha encontrado en la tecnología nuevas formas de seguir ejerciendo la violencia contra las mujeres, especialmente, contra las más jóvenes. Con Internet, y su acceso cada vez más fácil y generalizado, la violencia de género se ha reinventado y han surgido nuevas herramientas a disposición de los agresores, sobre todo, a través de las redes sociales. Según la sexóloga Sara Rodríguez Pérez, doctora en Pedagogía y mediadora del grupo de Salud e integrante del Proyecto "Asexor" en el Consejo de la Juventud del Principado, las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) se han convertido en una "muy buena herramienta de control" que hace pervivir una mala construcción de la idea del amor, "basada más en la posesión y en el sacrificio" que en un espacio de libertades y comunicación.

Profesora del Máster de Sexología Sustantiva de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (Valladolid), Rodríguez ha dirigido esta semana en la Facultad de Profesorado y Educación un curso para adolescentes sobre "Relaciones de pareja en la juventud, ¿amor o violencia?" donde se abordaron las conductas violentas y mecanismos de control sobre la pareja en estas edades. Como en la etapa adulta, en la adolescencia también ellos ejercen el rol de posesión y ellas, el de sacrificio. Traducido a espacios virtuales, los chicos son capaces de conectar el geolocalizador en el móvil de su pareja con el objetivo de conocer dónde se encuentra la chica en todo momento y controlarla desde su teléfono, cuenta Sara Rodríguez.

"Estar en pareja para ellos es importante, es un factor de masculinidad. De hecho llevan bastante peor los chicos no tener pareja con 15 años o 16 que las chicas", continúa la sexóloga. Esas conductas desembocan en que ellos proyectan sobre la otra persona lo que no consiguen ser. "Al final es una cuestión de inseguridades", subraya Sara Rodríguez. Y los propios adolescentes reconocen no haber identificado aún cuáles podrían considerarse como conductas tóxicas o negativas en la relación de pareja.

Más mecanismos de control a través de la tecnología. Vigilan a qué hora está conectada su pareja, con quien está hablando, si está en línea. Hay quienes, incluso, rastrean las contraseñas de redes sociales para conocer con quien entran en contacto, qué es lo que publican... "Hay gente que manifiesta haber robado esas contraseñas", explica Rodríguez.

Los celos

Otro error del amor adolescente. "Los celos suelen identificarlos como parte del amor adolescente y suelen jugar a ellos creyendo que si hay reacción significa que el otro me quiere, hasta que ellas se ven más atosigadas". Hay chicos que pueden estar durante meses diciéndole a su novia "que no vale nada, que si los dejan nadie va a estar con ellas, que no se pongan una ropa porque parecen no sé qué, les preguntan a qué hora van a llegar a casa, por qué van con una amiga o con otra si éstas le quieren poner contra él... "Solo se dan cuenta cuanto están ya muy agobiadas, cuando hay un cúmulo de conductas", continúa Rodríguez. Pero no se trata de hechos aislados.

Cuando las víctimas de estos amores "tóxicos" llegan al límite entonces no existe un mecanismo de control adecuado para el agresor. "Se trabaja poco con ellos", plantea la sexóloga, "incluso con los hombres que tienen órdenes de alejamiento, una vez que están internos en la cárcel tienen programas de rehabilitación y los que son más jóvenes tienen programas de rehabilitación en los centros de menores pero no hay nada específico para atajar conductas donde hay una intención de apoderarse de la otra persona y de la relación".

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