El parlamento asturiano más fragmentado en sus diez legislaturas de historia es también el más bronco y uno de los más estériles cuando se ha cumplido ya algo más de medio año desde su constitución. La mayoría de los acuerdos alcanzados en estos meses se han producido para cubrir puestos vacantes en las instituciones donde hay presencia de la Junta General del Principado y para poner en marcha comisiones de investigación, una sobre listas de espera en la sanidad y otra sobre los incendios provocados en Asturias a final de año, de las que está por ver su eficacia y resultados prácticos.

Con un panorama político nacional paralizado por la incertidumbre sobre la formación de Gobierno, la actividad del parlamento asturiano tampoco ha escapado de la sensación de bloqueo pese a la sucesión de plenos y hasta negociaciones que han tenido más de apariencia que de concreción . Un ejemplo es la tramitación del último proyecto de Presupuesto regional. El Gobierno y el grupo socialista mantuvieron reuniones con las otras cinco fuerzas parlamentarias, en algún caso en varias entregas, pero sólo consiguió un raquítico preacuerdo con IU, insuficiente a la vista de las cuatro enmiendas de totalidad presentadas por el PP, Foro, Ciudadanos y Podemos. Las negociaciones con Podemos resultaron especialmente prolongadas pero la formación morada decidió presentar su enmienda apenas un minuto antes de que se cerrase el plazo. El Gobierno socialista contestó con una reacción, hasta entonces inédita en el parlamento asturiano: decidió no someter el proyecto presupuestario al debate en la Junta General del Principado para, por un lado, evitar el desgaste de la derrota en la votación más trascendental de todo el curso político y, por otro, eludir un hipotético acuerdo que tuvieran en mente otros grupos en el debate de las enmiendas parciales, que pudiera trastocar por completo el proyecto presupuestario inicial.

Tanto la tramitación del proyecto presupuestario, que tiene prioridad sobre el resto de actividades parlamentarias, como la campaña de las generales han tenido una influencia y repercusión directa sobre el letargo del panorama político asturiano. Los partidos se volcaron en los meses de noviembre y diciembre en la organización y desarrollo de la campaña y esta circunstancia, unida al monocultivo que entraña la discusión del Presupuesto, ralentizaron el ritmo político. Sin embargo no estuvo exento de tensiones como la que se vivió en el hemiciclo y sus aledaños en la última sesión plenaria del año, cuando un diputado con las "tablas" de Gaspar Llamazares tuvo un roce con el parlamentario de Podemos, Andrés Fernández Vilanova, después de que éste le pusiera la mano en el antebrazo para llamar su atención en los pasillos de la Junta. "Quítame la mano encima" fue la respuesta del portavoz de IU, en una escena que refleja la crispación a la que ha llegado el debate en sede parlamentaria.

La parálisis y escasa operatividad que ha tenido el parlamento asturiano en los siete meses que van de legislatura pudo comprobarse esta misma semana en la reunión de la comisión de Educación, que estaba sin presidente desde la dimisión del diputado Argimiro Rodríguez (Foro), que anunció su marcha a finales del mes de septiembre del año pasado. Es decir, la comisión no tuvo apenas actividad en ese tiempo, toda vez que el nombramiento de un nuevo presidente no se ha llevado a cabo hasta el pasado martes cuando, no sin polémica, fue designado para ese puesto el portavoz de Ciudadanos, Nicanor García; eso sí después de tener sentado al consejero de Educación, Genaro Alonso, y anular su comparecencia porque el nombramiento de García dejaba sin vicepresidente a la comisión, un puesto imprescindible cuando el portavoz de Ciudadanos tuviera que formular las preguntas de su grupo. El repentino interés de Nicanor García por la presidencia de la comisión de Educación tenía como antecedente la sospecha de la pérdida de la secretaría primera de la Mesa de la Junta, el puesto que dejó vacante Ignacio Prendes tras ser elegido para el Congreso. Esta votación ha devuelto la tensión y la polémica al parlamento autonómico en el primer pleno del nuevo período de sesiones, tras el parón del mes de enero al que obliga el Estatuto de Autonomía.

El apoyo de Podemos al candidato de Foro desató las iras y los reproches en las bancadas del PSOE y de IU, que vieron en el resultado de la votación un remedo del acuerdo en el Ayuntamiento de Gijón entre foristas y Xixon si Puede, la marca municipal podemista. En juego está mucho más que un puesto en el órgano que arbitra el funcionamiento del parlamento, nada menos que un cambio en la correlación de fuerzas y más presión para el PSOE.

En todo este maremágnum de críticas, cuestionamientos y debate, muchas veces estéril, los acuerdos parciales o totales se han limitado, casi en exclusiva, a cubrir cuotas de representación en entidades o a poner en marcha comisiones de investigación o trabajo. Por ejemplo, el PSOE, PP e IU llegaron a un entendimiento tras meses de conversaciones sobre la dirección de la RTPA y parece que tienen otro a punto para los puestos directivos y de responsabilidad del ente público de comunicación. Los socialistas junto a IU y Ciudadanos han registrado en la Junta General una propuesta de reforma electoral que necesitará para su aprobación definitiva el apoyo de Podemos o el PP en un debate que está por venir. También recibieron luz verde una comisión de investigación sobre las listas de espera, planteada por Podemos y otra de trabajo sobre política forestal, promovida por el PSOE si bien foristas y populares tienen como objetivo otra para aclarar las responsabilidades y causas de la ola de incendios que arrasó más de 12.000 hectáreas el pasado mes de diciembre en Asturias, sobre todo en el occidente. Y con este caldo de cultivo, el Gobierno regional tendrá que volver al parlamento para pedir apoyos a las leyes de crédito extraordinario que permitan esquivar las estrecheces de la prórroga presupuestaria.