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Una unidad canina poco común en España

"Tifón" y "Brisa" huelen el delito contra la fauna salvaje

1) "Brisa", en el remolque. 2) Wenceslao Fernández le pone el arnés a "Tifón". 3) Fernández y el otro guía, Ramiro Martínez, conducen a "Tifón" entre las casas de Lozana. 4) El pastor belga olfatea una vivienda antigua. 5) Wenceslao Fernández enseña unas muestras de veneno. MIKI LÓPEZ

"Tifón" da media vuelta y ladra sin parar. "Brisa" rasca el suelo y también ladra. Los perros de la unidad de detección de venenos de la consejería de Desarrollo Rural del Principado acaban de localizar, en pleno entrenamiento, un gramo de aldicarb, un compuesto químico capaz de matar a animales salvajes. Su olfato es prodigioso: un millón de veces superior al del ser humano y capaz de detectar olores incluso de objetos enterrados. "Tienen unas narices increíbles", asegura Wenceslao Fernández, guía canino y pieza clave de la patrulla, sólo existente en Madrid, Andalucía y Asturias. En la región hacen una media de cincuenta intervenciones al año, la mayoría en el Oriente. Todas ellas tienen como objetivo que osos, lobos, zorros, rebecos, halcones o águilas no mueran envenenados. En definitiva, evitar que el Paraíso se quede sin vida.

"Tifón", un pastor belga malinois de aspecto similar al de un lobo, y "Brisa", un labrador blanco de comportamiento pausado, llevan desde 2011 volcados en la detección de los tres venenos estrella en la comunidad: estricnina, aldicarb y carbofurano. "Aquí hay una cultura de envenenamiento pasada de padres a hijos muy preocupante. Son casos puntuales y selectivos, no masivos como ocurre en otras regiones. Y es difícil de erradicar", explica Wenceslao Fernández, de camino a Piloña, donde hay un posible caso de intoxicación. LA NUEVA ESPAÑA acompaña a la unidad en su salida al pueblo de Lozana. A Fernández le acompañan el guía canino Ramiro Martínez, el biólogo Pedro García- Rovés y los reyes del rastreo: "Tifón" y "Brisa". "Si no tienen el arnés, son perros normales. Pero en cuanto se lo ponemos, se transforman y trabajan genial", indica.

Antes de llegar a Piloña, hay que hacer parada en el cuartel de la Guardia Civil de Nava. Sus agentes recibieron hace días un aviso por envenenamiento en Lozana, donde murieron al menos tres perros. "La colaboración con otros cuerpos es total, no hay competencia entre nosotros y trabajamos de cine", dice Wenceslao Fernández. Tras hablar con uno de ellos, una brigada del Seprona acompaña a la patrulla canina hasta el pueblo piloñés. Allí empieza la acción. Primero con "Tifón" y después, con "Brisa". Con el arnés, los canes entran en modo policía. Las fosas nasales no paran de trabajar y su guía, de animarles: "Vamos mi niño, sube ahí, ahora baja, muy bien...". "Me gusta hablarles constantemente y con cariño. Son mis compañeros de trabajo", señala.

"Tifón" y "Brisa" cumplieron cinco años a finales de 2015. "Tifón" es canario y "Brisa" vallisoletana. "Queríamos un perro muy activo y enérgico, que es 'Tifón', y otro más pausado y con mucho olfato, que es 'Brisa'. Ella es la cara amable de la patrulla, el perro de los ciegos, el del anuncio del papel higiénico. Nadie le tiene miedo. A 'Tifón' sí, parece un lobo. Por eso, en sitios donde hay más población solemos sacar a 'Brisa'. Es tremenda: tan pronto se deja acariciar por la señora de la casa como detecta el veneno". Juntos forman la pareja perfecta: "Tifón" salta cualquier muro y "Brisa" olisquea cada esquina.

A los héroes de cuatro patas de la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales todavía les queda mucha guerra por dar. "Hay un pastor belga en la unidad de rescate que tiene trece años. Esto quiere decir que no tenemos una fecha de jubilación. Cuando las condiciones físicas no son las óptimas hay que apartarlos, mientras tanto ahí siguen. Y da igual la edad que tengan", explica Fernández.

La formación de los perros es clave y comienza en la etapa de cachorro. Primero, se les enseña a localizar venenos puros y después, a detectarlos en combinación con otras sustancias. La recompensa son siempre mimos y juguetes. Por ellos, "Tifón" y "Brisa" lo dan todo en cada operación. En la de Lozana también, aunque de momento no hay suerte. La actitud de un vecino es sospechosa, pero ni rastro del veneno. Fernández está convencido de que lo hubo, ya que los perros murieron con las patas estiradas.

¿Y si "Tifón" y "Brisa" son envenenados? Hay antídoto: la apomorfina. Eso sí, la ingesta tiene que ser instantánea. De lo contrario, la muerte está asegurada. Y más en Asturias, donde el veneno más utilizado es la estricnina, justo el más letal. Por eso, la unidad canina realiza durante todo el año salidas de prevención. Por cada pueblo, tienen que disminuir la velocidad del coche y dejarse ver. El objetivo es intimidar y mandar un mensaje: "Cuidado, que aquí estamos".

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