Los reiterados avisos de un vecino, buen conocedor de los peligros que el arenal de Frexulfe esconde, no amedrentaron al padre y al abuelo del pequeño Hugo Brandonn Álvarez, al que llevaban en brazos. Pese a la marea alta y el batir de las olas, decidieron atravesar el estrecho pasillo de arena entre la mar y las rocas. Fue una decisión fatal. Una serie de olas más fuerte que la anterior desequilibró y arrastró al padre y al abuelo. Este último sostenía al niño en brazos y se le escurrió. El mar engulló al pequeño, marcando el inicio de la tragedia, poniendo fin a lo que comenzó como una tarde de paseo por la playa para disfrutar del mar embravecido.

En la playa, mientras los servicios de salvamento trataban de buscar al pequeño, nadie se podía creer lo sucedido, y menos las razones para acudir a la zona cuando las previsiones mantenían encendida la alerta roja. Frexulfe se caracteriza, además de por su arena oscura, por el peligro que entraña su orilla, traicionera incluso con el mar en calma. El temporal multiplica el riesgo. "Hay muchas corrientes enfrentadas y la resaca es muy fuerte", aseguraba un conocedor del arenal.