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La polémica del celibato opcional

La Iglesia asturiana suspende a un cura que se casó en diciembre

Roberto García, doce años párroco de Ciaño, fue profesor de Religión y contrajo matrimonio civil en Pola de Siero

Juan Pablo II en su visita a Asturias en 1989 MARCOS LEÓN

Un cura que se casa queda suspendido de ejercicio clerical aunque mantendrá su condición de sacerdote porque el orden sacerdotal es un sacramento y los sacramentos no caducan. Los sacramentos imprimen carácter de por vida.

No es ninguna novedad del Derecho Canónico vigente, promulgado por el papa Juan Pablo II en enero de 1983, pero tampoco es un caso -el del matrimonio- que suceda todos los días. La Iglesia asturiana tiene desde hace semanas uno sobre la mesa. El último destino pastoral del candasín Roberto García Rodríguez fue la parroquia de Ciaño, en las cuenca del Nalón. La dejó en el año 2012. Allí pasó doce años, en un entorno parroquial que el sacerdote calificaba en su día en LA NUEVA ESPAÑA como "emprendedor y muy solidario".

La atención mediática hacia el expárroco de Ciaño tenía que ver con su afición motera. Una imagen, a bordo de su BMW de alta cilindrada, que se distanciaba un mundo del arquetipo sacerdotal al uso. "Entre el altar y la moto" titulaba un reportaje este periódico en enero de 2007. Por entonces Roberto García llevaba seis años como párroco de Ciaño donde se sentía plenamente integrado. En aquel momento tenía 38 años, y ahora hay que sumarle nueve más. Con nuevas circunstancias. Roberto Marcos García se casó por lo civil el pasado mes de diciembre en los juzgados de Pola de Siero. Unos meses antes -al finalizar el curso anterior- había abandonado sus actividades docentes como profesor de Religión en el colegio de los Dominicos en La Felguera. Hacía unos pocos años que no tenía encargos pastorales, tras haber sufrido una enfermedad seria.

El "cura moteru", como le conocen en el entorno del motor y al que LA NUEVA ESPAÑA no pudo localizar ayer, da ahora un giro valiente en su vida. En el Arzobispado se guarda silencio oficial, que es una forma de aceptación. Es el Derecho Canónico el que, de forma automática, marca la pauta a seguir.

Roberto García cursó estudios en los seminarios de Badajoz y Oviedo, fue ordenado diácono en el año 1991, y sacerdote en una ceremonia en la catedral en junio del año siguiente.

Su periplo pastoral fue amplio. Primero, la parroquia de Ventanielles (Oviedo), y después la de San Félix de Candás, su tierra natal; Ribadesella, varias parroquias de Cabrales con cabecera en Carreña y, por último, San Esteban de Ciaño y San Luis de La Nueva. En su currículo consta que fue también responsable del santuario de El Carbayu.

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