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Lugares para visitar con los ojos cerrados

Los participantes en un curso universitario trazarán mapas de las zonas de Oviedo y Gijón más agradables por su sonoridad

Lugares para visitar con los ojos cerrados

Adiestrar el oído para tener una percepción clara del paisaje sonoro. Este es el objetivo de los impulsores del Aula de Extensión Universitaria sobre Ecología Acústica que se desarrollará en sesiones paralelas en Oviedo y Gijón. "La ecología convencional analiza la relación entre los seres vivos y las evidencias que existen de ellos en los ecosistemas en que se encuentran. Básicamente son evidencias de tipo visual, no sonoro", apunta el profesor de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón Javier Suárez Quirós, impulsor de la iniciativa con el fonografista Juanjo Palacios.

¿Qué aporta el concepto de ecología acústica en nuestra relación con el entorno? Dice Suárez Quirós que da una dimensión nueva al concepto de ecosistema. Para muestra un botón. En los años sesenta del siglo pasado decidieron realizar una tala selectiva en los bosques de Nevada. Antes las dudas iniciales sobre los efectos de esta acción sobre el ecosistema se garantizó a una comunidad cercana que la eliminación de unos pocos árboles aquí y allá no tendría impacto alguno en la fauna y la flora silvestres. Sobre esa base la población local aceptó la operación. El músico y escritor norteamericano Bernie Krause se mostró escéptico y pidió permiso para grabar los sonidos del hábitat antes y después de la tala.

Antes de la entrada de la compañía maderera, Krause grabó un amanecer con un rico coro de animales silvestres. Era un bioma repleto de voces de gorriones de Lincoln, silbidos de MacGillivray, chupasavias de Williamson, carpinteros crestados, reyezuelos corona dorada, petirrojos y picogordos, así como ardillas, ranas primavera y numerosos insectos. Un año después, una vez ejecutada la tala selectiva - nada parecía haber cambiado a primera vista-, el músico norteamericano se encontró con una diferencia asombrosa en la grabación. Aquella densidad y diversidad de voces nunca se recuperó en el bosque. "Hay un silencio apagado, que sólo rompe el sonido ocasional de un gorrión, un ave rapaz o un cuervo. La riqueza sobrenatural de la biofonía original ha desaparecido", subrayó Bernie Krause.

De aquel experimento, el músico norteamericano constató que todo lo que destruya el hábitat -la minería, la contaminación, la deforestación o el calentamiento global- perturba la biosfera en su conjunto. Los promotores del Aula de Ecología Acústica de la Universidad de Oviedo buscan una perspectiva nueva. "Hay pocos estudios de ecología acústica en el medio urbano", defienden. Y eso es lo que se han propuesto con la veintena de alumnos a los que -a lo largo de los próximos tres meses- formarán para identificar las zonas de confort acústico en las principales ciudades asturianas: Oviedo y Gijón.

La idea, a partir de grabaciones en entornos urbanos, es realizar un mapa de aquellos lugares que resultan "más confortables", explica Suárez Quirós. Esa condición de comodidad acústica tiene que ver no solo con la intensidad del ruido sino con otros parámetros que contribuyen a sentirnos en una situación de bienestar o malestar.

Los índices captados a través de las grabaciones de los alumnos se llevarán a un mapa sonoro de las dos ciudades, en un trabajo de naturaleza práctica, cuyo objetivo no es otro que "vivir lo sonoro de una forma distinta, que sean conscientes que nosotros mismos contribuimos a esa contaminación acústica que existe para generar una conciencia acerca de cómo lograr un mayor confort acústico".

Entre los asistentes al curso hay perfiles de todo tipo: desde el ámbito de las Humanidades hasta técnicos de sonido, ingenieros o personas con curiosidad por la temática del curso. Javier Suárez Quirós y Juanjo Palacios llevarán a los alumnos a reflexionar también sobre "por qué estamos perdiendo la batalla" en temas de contaminación acústica en las ciudades aunque la tecnología augura escenarios de futuro "prometedores": el alejamiento de la industria de los núcleos urbanos y la presencia creciente del coche eléctrico se presentan como dos soluciones importantes para "apantallar" los efectos que Bernie Krause vivió en sus propias carnes a finales del siglo pasado en los bosques de Nevada.

Optimismo

"Somos optimistas hacia el futuro", apuntan los docentes. "Esperamos que la salud acústica de las ciudades vaya en la dirección opuesta a la actual". Erradicar la idea de que el ruido de por sí es malo es otro de los planteamientos que tratarán de trasladar al alumnado.

El primer problema ya está sobre la mesa. ¿Por qué el Parque San Francisco planteado inicialmente como un pulmón verde para minimizar los efectos del tráfico en el centro de la ciudad no cumple al cien por ciento esa función? Y en Gijón, ¿cómo es posible que, a escasos metros de la rotonda de Viñao, en Castiello, en el acceso al campus universitario de la ciudad, el runrún del tráfico es uno de los elementos fundamentales del ecosistema acústico mientras, muy cerca, la senda fluvial que discurre próxima a las escuelas universitarias se convierte en la "Arcadia feliz"? Micrófonos y grabadoras en mano los alumnos darán respuesta a estas cuestiones durante los próximos meses.

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