La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil parte de la hipótesis de que "todo o parte" del patrimonio (1,4 millones de euros) que José Ángel Fernández Villa afloró en la última amnistía fiscal "podría haber sido obtenido de manera ilícita a lo largo de la trayectoria profesional del investigado, el cual se habría aprovechado de sus cargos al frente del SOMA, así como en el Consejo de Hunosa y el denominado comité intercentros". Para los agentes que ha elaborado el informe que ya obra en poder del Juzgado que instruye la querella presentada por el SOMA, "Villa se habría aprovechado de la opacidad de la organización y obtener de esa manera un lucro personal".

Todo parte del control absoluto que el sindicalista ejercía sobre una organización que dejó de tener actividad sindical en 1994, al crearse SOMA-FITAG-UGT, aunque la entidad mantuvo su personalidad jurídica, en teoría para salvaguardar su patrimonio, lo que le permitía escapar "al control y auditoría de UGT". Para ilustrar ese control, la UCO recoge el testimonio de José Vía, dirigente de USO, quien declaró: "Villa era el auténtico capo, cacique de Hunosa, todo pasaba por sus manos. Los presidentes del PSOE y del Principado los ponía cuando y como él quería (...) ejercía el poder total tanto sindical como político en Asturias (...) andaba por el Ministerio de Industria y de Trabajo como uno más".

Ese dominio absoluto se ejerció sobre todo en los años noventa. La UCO apunta a que el grueso de la fortuna de Villa procedería de las cantidades que Hunosa abonaba al sindicato a través de diversas vías. Una eran las dietas del comité intercentros, que hasta 2001 las pagaba la empresa minera a través de un cheque a nombre del líder minero, en la creencia de que esas cantidades se repartirían al resto de los sindicalistas. En realidad no era así, según la UCO. Villa utilizaba a sus secretarias para cobrar el dinero, haciéndoles creer que era su sueldo por ser consejero de Hunosa. Por esta vía, se habría apoderado de 243.462,39 euros. Las dietas eran realmente pagadas a los sindicalistas, pero a través de otra cuenta del SOMA-FITAG-UGT.

En 2001, las dietas comenzaron a pagarse por transferencia, pero a una cuenta perteneciente al SOMA original. Ese dinero asciende a 297.594,98 euros, y tampoco llegó a los sindicalistas, que cobraron por otras vías. La UCO no llega a afirmar que Villa se apoderase de esta cantidad, aunque considera necesario profundizar las investigaciones.

Sí afirma que Villa se dedicó a "descapitalizar" el sindicato, a través de compras y gastos, por un importe de al menos 102.589,37 euros. Ahí incluye 52.111,26 euros de los que Villa destinó 44.924,78 euros para comprar un Mitsubishi Montero; otros 29.689,94, de los que usó 22.506,99 para amortizar un préstamo personal para la compra de otro Mitsubishi; 6.411 euros para hacer reparaciones en sus vehículos (como la instalación de un equipo de sonido de 1.266,67 euros); y otros 14.376,81 euros por diversas compras: puros de la marca Cohiba por importe de 1.533 euros, tres relojes (dos de ellos Montblanc, valorados en 4.500 euros), un portadocumentos, colonia Carolina Herrera de hombre, ropa (980 euros) o películas y libros.

Pero la Guardia Civil extiende las dudas a otros pagos, como los de las cuotas de los afiliados que la empresa minera detraía de los sueldos de sus trabajadores. Por esta vía, el sindicato ingresó entre 1989 y 1999 la friolera de 4.316.194,53 euros, todo en cheques. Un testigo dice que se ingresaban en cuentas del SOMA, pero no hay soporte documental que lo acredite. De 1999 a 2014 se transfirieron por el mismo concepto 5.221.447,87 euros a cuentas del SOMA-FITAG-UGT y del SOMA, entidad esta última no sometida a la auditoría de UGT. La UCO hace referencia a otras transferencias. A Villa, 133.155,64 euros como consejero de Hunosa. Al SOMA, 29.188,97 euros por la representación sindical en el Consejo. Y al SOMA-FITAG-UGT, por las negociaciones de convenios de 2002 a 2018, 64.664,99 euros.