Un paisaje muy diverso, de vega, praderas, cordales y picos, pueblos cargados de historia, que mantienen su carácter tradicional o vestigios arqueológicos y culturales que han perdurado a lo largo de los siglos definen el concejo de Belmonte. Para recorrer todos estos rincones cuenta con casi una decena de rutas senderistas con paneles informativos que ayudan a leer y comprender el paisaje. Se pueden consultar en la página web del Ayuntamiento (www.belmontedemiranda.es). Y si no apetece caminar mucho, la villa de Belmonte ofrece un agradable paseo por ambas orillas del Pigüeña. Asimismo, si se quiere conocer la tradición aurífera del concejo, no hay que dejar de visitar el Aula del Oro, en la avenida del Parque.

Para alegrar el paladar. En los numerosos restaurantes del concejo se puede degustar el auténtico sabor de los productos de esta maravillosa tierra, fruto de su huerta y de sus pastos. Es posible disfrutar de la gastronomía tradicional con platos tan nuestros como el pote de berzas, el cabrito y la ternera asturiana, para terminar con un buen postre casero. Para más información, se debe consultar la página web del Ayuntamiento. Ningún visitante debe abandonar la zona sin probar el pan de escanda y demás productos elaborados con este cereal, ni perder la oportunidad de descubrir la mejor carne y los embutidos de elaboración propia, que están disponibles en las carnicerías de la villa.

Un buen descanso. Si se busca aprovechar al máximo la estancia en Belmonte de Miranda, no hay mejor opción que recurrir al descanso y el relax que brindan los diferentes alojamientos de turismo rural. Todos ellos se pueden consultar en la página web del Ayuntamiento.

En busca de las huellas del lobo. El lobo, animal emblemático que levanta tantas pasiones como animadversiones, es fruto del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Para conocerlo mejor, nada como visitar la Casa del Lobo, en Belmonte. A través de paneles, material sonoro y audiovisuales, el visitante se sumergirá en sus costumbres, sus caracteres y su hábitat. Para familiarizarse más con esta controvertida especie, a un kilómetro de la villa, aguas arriba del Pigüeña, por su margen oriental, se puede ver a los dos lobos ibéricos que pueblan el Cercado del Lobo, que se gestiona junto con la Casa del Lobo.