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Apuntes De Mecánica Política

Podemos Asturias ve aire en Echenique

Los asturianos del partido morado confían en que ahora haya más peso territorial pero critican el golpe de mano de Pablo Iglesias

Podemos Asturias ve aire en Echenique

Podemos Asturias cruza los dedos para que la sacudida interna que sufre el partido en el ámbito nacional no tenga su eco en el Principado, y ve en la elección de Pablo Echenique como tercero en la formación morada una oportunidad para atenuar un aislamiento que, paradójicamente, le ha resultado beneficioso.

Pablo Iglesias ha sufrido el traspiés de destituir de manera fulminante a su secretario de Organización, Sergio Pascual, mano derecha del numero dos de Podemos, Íñigo Errejón. Como en los matrimonios, la primera crisis siempre es más dolorosa y se siente insalvable. En cierto modo, Iglesias ha pretendido la cuadratura del círculo: encorsetar la imagen aparentemente abierta y plural de Podemos en la más rígida y jerárquica de los partidos tradicionales. Los matemáticos saben que la cuadratura del círculo, simplemente, es imposible.

El problema se formula así: ¿Cómo se puede construir con una regla y un compás un cuadrado cuya superficie sea igual a la de un círculo dado? No pierdan en tiempo. No se puede. Aun así muchos lo intentaron, pero cualquier intento quedo abandonado una vez que el matemático Carl Louis Ferdinand von Lindemann (1852-1939) demostró que el número pi forma parte de un conjunto de números muy especial: los números trascendentes.

Cuadrar el círculo puede hacerse, eso sí, por gónadas. Un poco a la manera de Pablo Iglesias en este caso. Hubo un caso histórico, que también involucra a políticos: en el año 1897, la Asamblea General de Indiana (Estados Unidos) quiso aprobar un proyecto de ley para redefinir el valor del número pi y así acabar con ese endemoniado problema. Un profesor de matemáticas presente en la sala consiguió convencer a los legisladores de que su pretensión era, simplemente, una idiotez.

Podemos en Asturias es una tarta con sus propios ingredientes, diferentes a los que vertebran el partido en otros territorios. Desde el principio logró escaparse del afán de control de Iglesias o Errejón, aunque ha tenido que tragar algunas imposiciones. Y ha encontrado una clave que une más que cualquier otra cosa a sus heterogéneas piezas: la combinación de denuncia de la corrupción y el azote al PSOE.

Si quisiéramos elaborar la receta de Podemos Asturias habría que partir de una gran masa de harina del movimiento 15-M, ya por sí diverso y fragmentado, pero unido por aquella consigna de hastío con la política clásica, amasada con los efectos de la crisis y espolvoreada de izquierda revolucionaria. Colectivos y siglas desahuciadas de sindicatos o partidos varios se amalgamaron con movimientos sectoriales, ciudadanos cabreados y jóvenes que hasta entonces habían dado la espalda a la política.

Aquel fenómeno, que parecía espontáneo y convocado por las redes sociales, sorprendió al hoy portavoz parlamentario en la Junta de Podemos, Emilio León, que sabía bien lo complicado que resultaba desde la CSI activar concentraciones con éxito. Cuando ya aquella eclosión desinflaba, el mediático Pablo Iglesias fundó Podemos, que supo aprovechar la resaca de aquella reacción ciudadana. Muchos de los que ya con cierto desencanto habían iniciado el camino desde el 15-M a sus siglas u otros movimientos vieron en Podemos una ola imparable -ya enseñó los dientes en las Elecciones Europeas de 2014-, que también podía aupar a colectivos que hasta entonces apenas tenían voz. Los restos del 15-M, los activistas de "La Madreña" de Oviedo, integrantes del Bloque por Asturias, grupúsculos asturianistas, izquierdistas sin partido, anticapitalistas y sindicalistas del ala más belicoso, se sumaron a los ingredientes.

Las primeras tensiones en el pastel asturiano se produjeron por el control de la tarta, con dos corrientes que, al tiempo, trataban de lograr supremacía en los distintos concejos: la que constituía Somos y la de Asturies sí puede.

En la pugna por el ámbito regional del partido, la eurodiputada Tania González fue azuzada a liderar el proyecto de Somos con el beneplácito de Pablo Iglesias. Pero Daniel Ripa, que provenía del movimiento del 15-M logró hábilmente en una asamblea desactivar su pretensión. Fue el primer freno a los intentos de Pablo Iglesias por controlar los distintos territorios. Finalmente Somos logró el poder regional de Podemos y en la mayoría de concejos, salvo en Gijón, donde la candidatura de Xixón sí puede se alzó victoriosa no sin tensiones. En la arena regional hubo denuncias de presiones y voces alzadas al grito de "¡Golpe de Estado!". Hubo desencanto y entusiastas que acabaron en la orilla pero comenzó a funcionar uno de los empastes más poderosos: la actividad política y el mensaje belicoso contra el PSOE oficialista (el del ovetense Wenceslao López se libra precisamente por sus diferencias con la dirección regional del partido) y sindicatos mayoritarios que representaban el viejo mundo. Ese discurso a todos gustaba, más allá de matices orgánicos que podrían haber entregado al partido en Asturias a infinitas disputas a las que muchos de sus actores estaban tan acostumbrados.

Mientras los integrantes de Podemos trabajaban en sus concejos, poco margen había para conspiraciones, para armarse en Pablistas o Iñiguistas, menos aún cuando en Asturias se hizo justamente lo contrario de lo que planteaba el partido: concurrir a las elecciones municipales.

Pruebas de la distancia que ha marcado la cordillera cantábrica con el mediático Podemos de Pablo Iglesias las ha habido: disputas por las listas y hasta el clamoroso olvido de la singularidad minera de Asturias en el documento para negociar con Pedro Sánchez.

La dirección de Podemos en Asturias se alineó en la tesis contraria a la que Iglesias logró imponer en la asamblea de Vistalegre y aplaudió las de los aragoneses de Echenique y los andaluces de Teresa Rodríguez: menos cuadratura y más círculo, especial combatividad contra el PSOE y los sindicatos mayoritarios y sólida estructura territorial, frente a la fragilidad que en otras comunidades autónomas ha hecho saltar por los aires a sus organizaciones.

Con el ascenso de Echenique los asturianos creen que ganarán peso en el conjunto. No obstante, la crisis desatada por la destitución de Sergio Pascual ha causado malestar en Asturias, principalmente por las formas. "Cuanto antes se acaben los líos, mejor", reconocen en el partido.

La distancia que separaba al núcleo de Podemos Asturias (Somos) y Xixón sí puede, se ha acortado, más olvidadas ya las viejas rencillas. No obstante, la variedad de ingredientes siempre es un riesgo en la repostería. Conscientes de ello, en Asturias nunca falta la dosis de emulgente: de ahí el reiterado discurso sobre la corrupción, las redes clientelares, El Musel, Villa y todo lo demás. La duda es hasta cuándo mantener esa receta: ya hay quienes creen que en algún momento habrá que dejar alguna impronta más allá del "no" y el cerco al gobierno de Javier Fernández. Esa será la otra cuadratura del círculo.

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