"Molinera" está fuerte por fuera, pero débil por dentro. La osa, que fue rescatada malherida en 2013 en Cangas del Narcea y que habita ahora en el cercado ubicado entre Proaza y Santo Adriano, sufre con tan sólo tres años trastornos derivados de su cautividad y aislamiento social, según confirma una tesis de máster. El trabajo, elaborado por la estudiante navarra Sara Artundo y dirigido por el biólogo ovetense Javier Naves, asegura que el joven plantígrado presenta esteriotipias -movimientos, posturas o voces repetitivas y ritualizadas sin función aparente-, como desplazarse en círculo y morder los barrotes de la valla. El experto en osos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) insiste en la necesidad de trabajar con "Molinera" y el resto de animales del cercado, que también sufren estos problemas, -"Paca", "Tola" y "Furaco"- para mejorar su estado de salud mental.

"Un preso en una cárcel haría lo mismo. Son comportamientos para relajar la mente en situaciones de estrés", explica Naves, que insta a la Administración regional a atender adecuadamente a los osos. "No se trata de encerrarlos y tirar la llave. Hay que seguir trabajando con ellos en su recuperación y, si es posible, también en su reintroducción. "Paca" y "Tola" seguro que no van a poder volver al medio natural, pero nunca hay que dejar de intentarlo", comenta. En este sentido, Naves aboga por introducir en el monte Fernanchín, donde está "Molinera", a un "oso de su tamaño y edad" para corregir sus conductas anómalas. El aislamiento -dice- trae consigo consecuencias negativas, como son la imposibilidad de desarrollar habilidades de supervivencia -ya sean alimenticias o defensivas- y su frustración reproductiva.

La tesis que dirige el biólogo asturiano revela que, pese a su corta edad, "Molinera" es el animal de los Valles del Trubia que más comportamientos anormales presenta y en ellos invierte entre el 18,3 y 24,4% de su tiempo. La pequeña hembra sufre más esteriotipias locomotoras (movimientos lineales junto a la valla, circulares o en zig zag) que sus vecinos "Paca", "Tola" y "Furaco". Además es el único ejemplar que padece esteriotipias orales, como morder y lamer la valla, sacar y meter la lengua de forma repetitiva, y masticar en vacío. La mayor parte de estas acciones las experimenta en ausencia de público y del cuidador, lo que demuestra "la importancia de estimular su enriquecimiento social a pesar de que provenga de seres humanos". Su interacción con los turistas es diez veces superior a la del resto de plantígrados, que el estudio relaciona con su cercanía a la Senda del Oso.

En relación a otros comportamientos, "Paca" es la osa más inactiva de Proaza. También es la que pasa más tiempo inmóvil en posición de alerta y la que come más hierba. Por contra, los más activos son "Molinera" y "Furaco", y el ejemplar más dormilón, "Tola". Esta osa presenta dificultades de movilidad del tren posterior a raíz de una enfermedad que sufre desde hace tres años y por la que está siendo tratada con antiinflamatorios y corticoides. Otro dato interesante es que "Molinera" es el plantígrado que más come y bebe, "Furaco", el más oculto y "Tola", la más exploradora. Esta última función la desarrollan con mayor frecuencia los tres animales del cercado menor cuando están juntos.

"Tenemos que pensar en la palabra bienestar. Lógicamente si tenemos osos en cautividad van a vivir más, van a estar más gorditos y guapos. Pero, ¿es eso lo que queremos? No hay que olvidar que el máximo bienestar para un animal es estar en su medio natural", opina Javier Naves. Ahí queda su reflexión.