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JOSÉ ANTONIO MÉNDEZ SANZ | Profesor de Filosofía en la Universidad de Oviedo

"LA NUEVA ESPAÑA es un diario hidalgo, del norte, donde no hay servidumbres"

"La edición en papel es de culto, se comulga con el periódico, es como una seronda que mantiene la moral colectiva sin caer en el narcisismo"

José Antonio Méndez Sanz, en la tarde de ayer, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

José Antonio Méndez Sanz es profesor titular de Filosofía en la Universidad de Oviedo. El próximo día 21 ofrecerá en el RIDEA una conferencia titulada "LA NUEVA ESPAÑA como lugar de articulación ritual de lo asturiano".

-Articulación ritual...

-Soy de Ponferrada, así que veo esto desde la cercanía y al tiempo desde la lejanía. Mi bisabuelo era de origen asturiano porque esos valles los pobló gente asturiana. Me pregunto qué es lo asturiano sin referirme a esencias. Sólo como aproximación. Un sitio donde se ve muy bien qué es lo asturiano, como celebración, es LA NUEVA ESPAÑA. Es un territorio y un acontecimiento en sí mismo, cómo se vende y cómo se lee. Soy muy de bar y lo observo.

-Ponga ejemplos.

-Chocan las esquelas, el máximo localismo y al lado secciones del máximo internacionalismo. O, en la opinión, visiones de teólogos de la historia y otras más analíticas. Unas van de lo particular a lo universal y otras se mueven en un territorio medio. Cuando estaba el marqués de Fontao en la Casa Real, siempre se decía que la casa que tiene en Carril, en Lugo, estaba cerca de Asturias. En cambio cuando hubo ese crimen de Degaña, aunque el asesino llevaba viviendo allí cuarenta años, se dijo que era de León. Es una forma de celebrar lo asturiano como lo que ocurre en la vida del chigre, donde aparece un fascículo de historia y al lado la sección de la naturaleza y detalles de las aves que pasan. A partir de esos elementos es como se debe abordar el conjunto.

-¿Es un fenómeno específico asturiano?

-Es algo peculiar de Asturias. Por eso creo que es un error insistir en una hipotética conurbación, en una Asturias central. Es lo contrario a la realidad del periódico aunque a veces se defienda en los editoriales. La realidad de Asturias está centrada en las villas, muy local y a la vez muy universal, pasando siempre por Madrid. De Asturias al cielo pasando por la capital de España. Una visión visigoda. Una forma goticista, unitaria, de España y a la vez plurilocal. Una articulación del espacio contra la pulsión de la uniformidad. Eso es lo mismo que ocurre con LA NUEVA ESPAÑA. Plantea una unidad compleja que se corresponde con la realidad de Asturias, frente a la unidad simple de la conurbación. Los sectores atendidos en el medio cuentan y asimismo se componen las contradicciones. Hay ejemplos muy potentes que muestran la fuerza de lo local y de lo universal.

-A ver.

-Asturias tiene una tradición anticlerical, con el 34 y la voladura de la Cámara Santa. Y sin embargo en el periódico aparece hasta la última respiración de todos los curas de Asturias; ahora la jubilación del párroco de San Pedro de Gijón. Todos con sus memorias. Salen todos. Esa convivencia es interesante. Tengo una alumna que es de Tineo y que está en Innsbruck. La localizaron y sale en una larga entrevista reivindicando Tineo en el universo mundial de la cultura. Y aparece como catedrática, aunque está haciendo la habilitación. LA NUEVA ESPAÑA creo que debería mantener las dos ediciones, en papel y digital. La edición en papel es de culto, se comulga con el periódico. Es una seronda. Mantiene la moral colectiva sin caer en el narcisismo. En Asturias no hay narcisismo.

-¿Qué caracteriza a Asturias?

-Los antropólogos dicen que las sociedades que comen mucho, como la de Astérix, y fuera de casa son muy violentas y de mucho conflicto que drenan en la comensalidad donde se pueden decir cosas cara a cara. LA NUEVA ESPAÑA funciona así, como un inmenso banquete muy ligado a las nuevas formas de ritualidad. Las sociedades ilustradas pierden la cohesión de la religión. Como decía Comte no se puede llevar a la gente a dar vivas a la Constitución y que lloren como se llora con el Real Oviedo. Y una de esas nuevas formas de ritualidad es la prensa por lo que cuenta y donde se compra. En mi caso la adquiero en una tienda donde también venden pan y pasteles. Todo eso es importante. En los bares la gente se disputa LA NUEVA ESPAÑA. Están esperando a que alguien la deje. Lo veo en la cafetería San Miguel de Oviedo. Circula mucho y se nota al final de la jornada que el ejemplar está muy leído, muy vivido, muy usado.

-¿Cómo ve la relación entre la sociedad y el periódico?

-El periódico se adapta a la sociedad y al tiempo es un aglutinador. Quizá la gente no siga sus editoriales, pero un paisano de Ibias le pincha el tractor y sale en el periódico: así los asturianos tienen la impresión de que siempre están ahí y se conectan con el mundo. En Alemania vi que había muchos emigrantes paseando por las estaciones porque las vías los conectaban con el sitio de donde habían venido. Desde la mínima localidad, si sabes que te van a sacar en el periódico te sientes ciudadano del mundo. Te sientes un fidalgo. LA NUEVA ESPAÑA es un periódico hidalgo. Del norte, donde no hay servidumbres.

-¿Y la valoración de ese hecho?

-Es algo muy positivo. Es un modelo de ritualidad. Un paradigma. Es algo que Asturias debe aportar al mundo. ¿Qué puede exportar Asturias? Ya no hay carbón, quizá algo de acero de Arcelor... una de las cosas que podemos exportar es la forma de articular paisaje y paisanaje, privacidad y universalidad, sentido de la vida engranada en un conjunto, que pase de lo pequeño a lo mediano y a lo grande. Una vida muy vivible. Ése es un modelo a exportar.

-¿También se puede exportar la estabilidad?

-Ciertamente, la sociedad asturiana es muy estable. Tiene más estructura de país que muchos países. Gran estabilidad y modulación. La gente teme el paso de la industria a la posindustria. Pero no hay problema porque la sociedad asturiana es muy amplia aunque sea reducida. Y tiene de todo pero en pequeño, como Natalie Wood. Es un territorio muy bien proporcionado. Con muchas opciones. El peligro es la homogeneización y la centralización. Hay que mantener la estructura reticular.

-¿Los localismos?

-Oviedo y Gijón tienen que competir entre sí y pisarse los callos todos los días. Y Avilés, las Cuencas y Siero deben entrar en la pugna, siempre con inteligencia. Una pugna creativa que hay que extender a todo el territorio. Si Oviedo y Gijón fuesen una misma ciudad, todo sería más pobre y monótono. Hay muchas pluralidades: las franjas del mar, del centro y de la montaña; las de oriente, centro y occidente; las propias de las ciudades, la agricultura, industria y posindustria. Son muchos elementos de multiplicación.

-¿Cómo es su carrera académica?

-Soy berciano. Nací en 1960. Estudié en la Pontificia de Salamanca y después en Tubinga, en Alemania. Viví cerca de Küng. Estudié con un discípulo de Bloch y con habermasianos. Estuve de profesor en la Universidad de Oviedo, después en la Escuela de Arte, unos meses en el instituto de Tineo y regresé a la Universidad, donde ahora soy profesor titular.

-¿Es discípulo de Gustavo Bueno?

-Me preocupan la ontología, la metafísica, la filosofía de la tecnología, del arte o de la ciencia. No soy buenista. Tengo buena relación con él. No estoy muy lejano de su pensamiento aunque no soy materialista, sino más bien somatista. Bueno está entre los diez principales filósofos europeos del siglo XX, sin ninguna duda. Discrepo en cosas, sobre todo en relación con el pathos. Bueno es un lógico escolástico, en el sentido de los dominicos. Yo soy más bien poético. Los enfoques son distintos aunque ideológicamente no estamos muy lejanos. Soy somatista, esteticista y políticamente anarquista.

-¿Adiós a la filosofía?

-No. Cada vez es más exigida. Cada vez más necesaria. Cada vez nos llaman de más sitios. Vivimos en tiempos de cambio social e incertidumbre. No nos llaman para pontificar, sino para esclarecer. Nos buscan como informantes y mediadores. Para discernir conceptos. No cabe ser petulante. La filosofía exige mucho estudio y agilidad. Te escuchan no como gurú, sino como orientador. En Inglaterra, la carrera de moda, la que estudian todos los hijos de algo, los que van a llegar a ministros, es una mezcla de economía y filosofía.

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