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La evolución demográfica

Siete de cada diez asturianos ya viven en zonas urbanas, más del doble que en 1950

La relación entre la población rural y la de villas y ciudades se invirtió en 65 años

Siete de cada diez asturianos ya viven en zonas urbanas, más del doble que en 1950

La aproximación de Asturias hacia los entornos urbanos, dejando el campo atrás, ha progresado hasta conseguir que sólo tres de cada diez asturianos vivan ya fuera de las capitales municipales. La última actualización del recuento de población por localidades, recién divulgada por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei), sube a casi siete de cada diez los asturianos a los que los servicios han atraído hacia las villas y las grandes ciudades, hacia las cabeceras de concejo, al cierre de 2015. El dato desnudo dice que el 69 por ciento de los habitantes ha escogido el abrigo semiurbano o enteramente metropolitano de las capitales, algunas pequeñas y agrarias, otras de marcado carácter intermedio entre el pueblo y la gran metrópolis central. Pero el número frío adquiere dimensión en un retroceso en el tiempo que descubre que esa proporción era del 66, dos tercios justos, en 2000, o que apenas tres de cada diez vivían en villas o ciudades en 1950, o que ni siquiera eran dos al inicio del siglo XX.

El goteo que ha cambiado Asturias al ritmo de la querencia por la vida urbana no es sólo un movimiento de reunión en los concejos del centro que deja progresivamente despojados los de las alas. También tiene un primer paso menos perceptible y voluminoso de circulación interna, de personas que al renunciar a los pueblos encuentran un sitio en las capitales municipales, particularmente en algunas que presentan tendencias demográficas distintas a las del conjunto de sus propios concejos. Pasa incluso en las alas que dentro de la penuria generalizada, la cabecera urbana pierde población a un ritmo inferior al de su municipio, o que incluso hay pequeñas villas que de un tiempo a esta parte crecían mientras a su alrededor el entorno inmediato agrario retrocedía.

Tiene su asiento el fenómeno en la motivación económica de quien deja aquello que ha perdido rentabilidad, o en la razón social de quien percibe que no recibe servicios suficientes en su lugar de residencia. Tal y como sostiene esta tesis el economista Esteban Fernández, como norma general "la gente abandona determinadas localizaciones porque no le resultan económicamente atractivas". De ahí la brecha cada vez más grande entre la Asturias urbana y la rural que esta semana señalaba el informe del Laboratorio de Análisis Geográfico Regional (Regiolab) de la Universidad de Oviedo tomando como base estadística la proyección de la población asturiana a escala municipal de aquí a 2029. Fernández es uno de los firmantes de esa teoría de las dos Asturias, de la región a dos velocidades que los economistas del Regiolab han desarrollado en su estudio admonitorio contra los riesgos de un futuro de población dispersa y envejecida.

La amenaza es un incremento de la grieta entre esos dos mundos en trece años en los que básicamente el área central se comportaría demográficamente como la media de España y el resto, sobre todo las alas y las Cuencas, particularmente el Occidente, tendrían concejos amenazados de dejarse hasta un tercio de su población en poco más de una década.

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