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Un montañero gijonés de 67 años muere tras la picadura de una garrapata

Sanidad eleva el control sobre los afectados por el parásito, muy frecuente en la región

Un montañero gijonés de 67 años muere tras la picadura de una garrapata

Un gijonés de 67 años, minero jubilado, falleció la pasada semana en el HUCA tras varios años sufriendo complicaciones de salud asociadas a la enfermedad de Lyme, una infección bacteriana transmitida por una garrapata portadora de la bacteria borrelia, que le habría picado en una de las salidas que tanto le gustaba hacer a por el monte. En su caso, la misma picadura que a muchos otros pacientes podría haberle generado una simple afección dermatológica, un cuadro febril o nada, le derivó en un problema cardiaco crónico con otras manifestaciones multisistémicas que, pasados unos cuatro años de la infección, acabaron por ser letales.

Para las estadísticas, según confirma la Consejería de Sanidad, el enfermo gijonés no computará como fallecido por Lyme. De hecho, el último estudio realizado en Asturias con una retrospectiva de casos, no incluye ningún fallecimiento por picadura de garrapata en la región en estos años. Sin embargo, nadie duda de la influencia: "lo que es seguro es que es esa enfermedad fue un factor contribuyente clarísimo en el fallecimiento. Igual que no se descarta que lo haya sido en otros casos", sostiene Ismael Huerta, de la sección de Vigilancia Epidemiológica de la Consejería.

El caso de este gijonés no ha hecho más que dar otro argumento, y ya había muchos, a quienes llevan tiempo preocupados por la incidencia en Asturias de los problemas asociados a un parásito muy frecuente en los montes y praderías de la región. De hecho, en Asturias se dan las condiciones para que se consideren algunas zonas endémicas de garrapatas. Tanto por la climatología perfecta -mucha humedad y temperatura templada- como por un hábitat que facilita su presencia -vegetación arbustiva- y abundancia de fauna silvestre que se convierten en los reservorios adecuados para el desarrollo de las poblaciones de este parásito.

Si a eso se le añade el gran número de trabajadores forestales, ganaderos y montañeros que recorren la región, y la cantidad de actividad recreativas que se ofrecen al aire libre, las dianas de las garrapatas se multiplica. Y con ello el riesgo. Y para más añadidos, recientemente expertos españoles y norteamericanos alertaban sobre un incremento importante de las enfermedades provocadas por la picadura de garrapatas debido al cambio climático.

Todas esas circunstancias y el querer ejercer un mayor control sobre lo que está ocurriendo con las enfermedades transmitidas por estos parásitos, ha llevado a la Consejería a decidir que a partir de este año la Enfermedad de Lyme se va a incluir entre las de declaración obligatoria. "El problema es, precisamente, que hasta ahora no es una enfermedad que se declare en Asturias ni en Europa, por lo que no se disponen de registros ni datos nacionales de esta infección. Sin embargo, conocer la incidencia y las características epidemiológicas de la misma es muy útil para orientar las medias de prevención y control y para valorar su efectividad", sostienen desde el Servicio de Vigilancia Epidemiológica.

232 hospitalizaciones

Para aproximarse al menos a esa incidencia se acaba de publicar por parte la Dirección General de Salud Pública un estudio, realizado por Pilar Alonso Vigil y Luis Rodríguez Suárez, sobre las características clínico-epidemiológicas de la infección -Borrielosis de Lyme- en Asturias. Tras analizar los ingresos hospitalarios desde 1996 a 2014 se ha podido concretar que en la región ha habido 232 casos "con una clara tendencia ascendente", siendo la media en los últimos cinco años de 24,6 casos hospitalizados por Enfermedad de Lyme. Nada se sabe de la multitud de consultas en Primaria, que las hay.

"Lo que está en aumento, claramente, es el diagnóstico. No necesariamente la enfermedad. De ahí la importancia que tendrá la declaración obligatoria", sostiene Ismael Huerta. Por ahora, el valor hay que dárselo a los datos del estudio que entre otras cuestiones apunta que en los meses de verano se registra una mayor hospitalización por la infección de la picadura y en dos terceras partes de los casos la enfermedad la padecen hombres. El 41% tienen entre 45-64 años, y otro 40% son mayores de 65 años. También hay registros de ingresos de niños. La estancia media en el hospital es de 13 días, aunque con oscilaciones que van de un día a medio año.

Por hospitales, el mayor registro de ingresos lo tiene el HUCA, seguido del de Cangas del Narcea. Y por concejos, la incidencia más elevada corresponde a Tineo, seguido de Amieva e Ibias. Según las actividades de riesgo, el 21% de los pacientes eran agricultores, un 13% ganaderos y un 3% cazadores. Más de la mitad de los pacientes confirmaban en sus antecedentes que habían sufrido una picadura de garrapata reciente, o múltiples picaduras de manera frecuente.

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