La asamblea de Manos Limpias en Asturias decidió ayer la disolución de la delegación tras la detención de su líder nacional, Miguel Bernard, y quedar "la marca torturada". Los afiliados, como consecuencia, decidieron desistir de todos los casos judiciales en los que están personados, incluidos los del Niemeyer y Pokémon, y ofrecer al resto de acusaciones particulares toda la información y documentación de la que disponen.

Los hasta ahora miembros de Manos Limpias, pese a este varapalo, no cejan en su interés de luchar contra la corrupción y han decidido que en el plazo máximo de seis meses esté constituido un nuevo sindicato, pero en este caso sólo de carácter regional, como acaba de asegurar José Alfredo García García, portavoz de la asamblea.