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Montar a caballo implica asumir riesgos, señala una sentencia

Un juez rechaza indemnizar a una jinete que quedó paralítica al caer de su montura, alterada por los ladridos de un perro

El Juzgado de instrucción número 7 de Avilés ha desestimado la demanda de una joven jinete que se quedó paralítica al caer del caballo que montaba, de raza árabe, cuando éste se encabritó asustado por el ladrido de un perro que estaba en una finca privada. Según el magistrado, el comportamiento del perro fue "adecuado y natural a su instinto" y estaba "en su hábitat natural", pero "no así el caballo, que estaba de tránsito por la zona y no habituado a las caracteríticas de las mismas".

La demandante reclamaba una indemnización de 738.597,38 euros a la dueña del perro y a su cuidador, y 32.874, 92 a la compañía aseguradora del animal. El juez concluye que no cabe demanda porque lo que ocurrió fue un accidente, "un fatal desenlace imprevisto".

Los hechos ocurrieron en febrero de 2014. La demandante y su novio montaban sendos caballos en las proximidades de la localidad castrillonense de Quintana, a la accedieron cabalgando al paso él delante y ella detrás. Al pasar junto a una finca situada a la derecha, que se encontraba sin cercar y a cierta altura, un perro pastor alemán que estaba suelto comenzó a ladrar, según recoge la sentencia.

El testimonio inicial tanto del jinete como del cuidador del perro ante la Guardia Civil, según consta en el atestado tras producirse el accidente, fue que el chico pasó con el caballo junto al perro sin más complicaciones, pero que el caballo que montaba la joven, en un movimiento brusco, provocó la caída de la jinete contra un muro y resultó herida muy grave.

Nueva declaración

Sin embargo, al día siguiente del accidente, y en declaración oficial, el novio de la jinete afirmó que el perro había salido de la finca a la carretera y se había interpuesto entre ambos caballos.

El testimonio de los agentes de la Guardia Civil en la vista oral fueron definitivos para el juez, puesto que aseguraron que "no tenían dudas" de que el joven no les había dicho nada de que el perro hubiera salido de la finca, como había manifestado un día después.

El juez considera que tampoco hubo negligencia por parte de la jinete, que iba perfectamente equipada y que estaba "perfectamente capacitada para montar un caballo, aun cuando fuera de raza árabe y de sangre caliente, pues era jinete experta y experimentada". Señala además que "no había ninguna imprudencia".

Pero añade también que montar a caballo "no deja de ser una actividad de ocio o deportiva que conlleva un riesgo natural y consustancial a la propia monta de poder caer", y que dicha actividad "implica de suyo la aceptación de ese riesgo".

El abogado de los demandados, José Carlos Botas, y de la aseguradora, Benjamín Braña Bajarano, mostraron su satisfacción por la desestimación de la demanda, que encuentra sólo un antecedente en otra de la Audiencia Provincial del año 2005. De todas maneras, la jinete accidentada puede recurrir.

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