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Alienígenas que se cuelan en casa

Recursos Naturales alerta de que muchos asturianos plantan en sus jardines especies invasoras por su belleza y colorido sin saber que su posesión y venta están prohibidas

Arriba, Víctor Vázquez señala un grupo de enoteras en Xagó. A la izquierda, Teresa Corominas muestra la enorme raíz de estas plantas. RICARDO SOLÍS

Son coloridas, tremendamente bellas y lo mismo resisten al frío que al calor. Pero cuidado, que estas plantas son como "aliens". La Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales advierte que muchos asturianos tienen al enemigo metido en casa: especies invasoras que se comen a las autóctonas. Estos vegetales constituyen una de las principales causas de pérdida de la biodiversidad, circunstancia que se agrava todavía más en hábitats o ecosistemas sensibles, como las dunas. Por eso, está prohibida "la posesión, el transporte y el comercio de ejemplares, ya sean vivos o muertos", tal y como señala el real decreto que regula el catálogo de plantas exóticas en España.

Víctor Vázquez y Teresa Sánchez Corominas, del departamento de Biodiversidad de la Consejería de Recursos Naturales, son los que ponen voz a este problema: "Mucha gente, al ver que estas plantas tienen flores tan bonitas, las arranca y las coloca en el tiesto de casa. Pero es un error y un peligro". Como su propio nombre indica, son invasoras y se propagan a una velocidad de vértigo. Basta con que el viento disperse sus semillas por el entorno para que estas plantas, en su mayoría procedentes de Sudáfrica y América, dominen los hábitats asturianos. El Ministerio de Medio Ambiente alerta de que la introducción de estas especies también puede ocasionar "graves prejuicios a la economía, especialmente a la producción agrícola, ganadera y forestal, e incluso a la salud pública". "Los ciudadanos no son conscientes de todos estos riesgos", destaca Corominas.

Ella y Víctor Vázquez acompañaron a LA NUEVA ESPAÑA a la playa de Xagó (Gozón) para mostrar con qué rapidez las especies invasoras conquistan el territorio. Las dunas están plagadas de enoteras, una planta de más de un metro de altura, procedente de Inglaterra, que ilumina la zona con el amarillo de sus flores. "Si la vemos, no hay que llevarla para casa, sino arrancarla por la raíz y meterla en una bolsa de plástico, bien cerrada para evitar la dispersión de sus semillas, y tirarla al contenedor de basura", explica Corominas, mientras muestra el "gran sistema" de raíces que tiene esta planta. "Cuesta mucho arrancarla", agrega.

Lo mismo pasa con otra especie, muy frecuente en los jardines asturianos, como es la uña de gato. Llaman la atención sus hojas carnosas y sus flores de color púrpura intenso, pero no son tan buenas como parecen. Son reptantes y colonizan muy rápido las áreas donde se instalan. "Es posible que debajo de una gran población se encuentren especies autóctonas", apunta Vázquez. Además de estos dos ejemplares, en la región se utilizan como plantas ornamentales el famoso plumero o hierba de la Pampa, y otras plantas menos conocidas por su nombre pero seguramente vistas por todos. Se trata de la margarita americana, la lila de verano, la campanilla, la oreja de gato y el lirio de agua. "Siempre hubo plantas invasoras, pero la gran colonización se produjo hace pocos años", sostiene Víctor Vázquez. El paraíso corre por tanto grave riesgo de perder su identidad.

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