El método desarrollado por los investigadores de la Universidad de Oviedo permite detectar cantidades ínfimas de gluten en alimentos y bebidas, y sustituir de manera paulatina la detección por los inmunorreactivos que se utilizan ahora por otros sintéticos, de alta estabilidad y coste moderado.

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecieron un límite de 20 miligramos por kilo de gluten para que un producto pueda ser etiquetado como "sin gluten". La Federación de Asociaciones de Celiacos de España ha establecido una marca de calidad específica que limita la cantidad de gluten presente en el alimento a los 10 miligramos por kilo.

El método desarrollado en la Universidad de Oviedo permite afinar la detección hasta los 0,5 miligramos por kilo y además se puede distinguir el gluten en cereales como el trigo, el centeno y la cebada, tóxicos para todos los celiacos; en la avena, que plantea riesgos para algunos; y en el maíz, soja o arroz, considerados seguros y que frecuentemente se emplean como sustitutos.

Lejos de abandonar pese a las dificultades, los investigadores ya apuestan por nuevos proyectos.