Los ganaderos acusan al Principado de trampear informes para minimizar los pagos por daños del lobo. El sindicato COAG Asturias realizó ayer esta queja, tras recibir en los últimos meses casi una veintena de reclamaciones, en las que se detalla que los guardas de la Administración marcan delante del ganadero la casilla de daños del lobo y luego reciben un documento que indica que el origen es indeterminado.

"Creemos que es una estrategia del guarda para evitar conflictos con el ganadero y luego no pagar lo que nos corresponde", manifestó la secretaria general de la organización agraria, Mercedes Cruzado, que está presentando alegaciones ante la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales para solucionar la polémica. Esta maniobra explicaría, según Cruzado, que en lo que va de año los daños del lobo se hayan reducido un 20%.

El sindicato insiste de todas formas que los cobros siempre se hicieron "tarde y mal", y que hay muchas situaciones -como pérdida del animal o ganado menor- que no son reconocidas como ataques de cánidos. Eso no justifica, dice la secretaria de la organización, hechos como el de este lunes, en el que apareció la cabeza de un lobo decapitada en una carretera de La Doriga (Salas).

"No lo comparto para nada, me parece deplorable. Eso es vandalismo", expresó Cruzado, aunque aseguró que responde a "la desesperación e indefensión total" que sufre el ganadero. "Llega un momento que ya no puedes estar tranquilo ni dejando animales en un prao; el lobo ya no mata para comer, sino que lo hace por placer", dijo.

El de Salas no es un caso aislado. Sin ir más lejos el 14 de mayo se encontró otro lobo colgado de una señal en Espineo (Lena). La Asociación Profesional de los Agentes del Medio Natural del Principado de Asturias denuncian escasez de medios humanos y materiales para hacer frente a los crecientes episodios de furtivismo. "Son innumerables: venados abatidos en Quirós o Somiedo, tres furtivos denunciados en Lena... Pero destaca que en poco más de un mes hayan aparecido tres lobos muertos en Salas", sostienen. En ese concejo, están destinados siete agentes y un guarda mayor para una superficie superior a las 55.000 hectáreas.

"Esas carencias están teniendo una grave repercusión en el medio natural con un repunte del furtivismo y dificultad para vigilar los ríos salmoneros o controlar las áreas donde está presente el oso cantábrico", señalan. La asociación también hace hincapié en la falta de medios de autoprotección a la hora de enfrentarse a acciones furtivas, "lo cual supone un grave riesgo para la integridad física de los agentes".