El niño Eduardo Gota Losada llegó a Oviedo un poco por casualidad. Sus padres -él, zaragozano; ella, riojana- buscaban una ciudad universitaria para dar estudios superiores a sus hijos. Entre la oferta, bastante limitada, estaba la capital asturiana. Era el mes de enero de 1942, con Oviedo asolada por la revolución del 34 y por la guerra civil después, en una madrugada fría y de orbayu. La familia encontró asiento nocturno en el hotel Comercio, antes de alquilar piso en González Besada. Aquel niño no lo sabía pero había encontrado la ciudad de su vida.

Eduardo Gota Losada falleció ayer en Oviedo a los 85 años. Había sido durante once presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Fue magistrado de la Audiencia Provincial, profesor universitario y una de las voces más cualificadas a nivel nacional en materia de Derecho Administrativo.

Estudió Bachillerato junto a sus dos hermanos en el instituto Alfonso II y se licenció en la Universidad asturiana en 1952, con premio extraordinario. Alumno de Torcuato Fernández-Miranda, de Prieto Bances, Silva Melero y de Sabino Álvarez Gendín, que era rector de la Universidad. Torcuato fascinaba con su asignatura de Derecho Político, pero Gendín le marcó el camino del Derecho Administrativo. "Un auténtico enamorado de la materia", recordaba ayer el masgistrado José Ignacio Pérez Villamil.

El presidente de la Real Academia de Jurisprudencia Leopoldo Tolivar, añade que "la sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia, presidida por Gota Losada, era un lujo conocida en toda España por la jurisprudencia que producía". Gota Losada era miembro de la Academia de Jurisprudencia, entidad que ha perdido a dos de sus miembros de referencia en pocos días tras el fallecimiento reciente del profesor Ignacio Ruiz de la Peña.

Eduardo Gota Losada tuvo siempre claro que quería ser juez. Sacó las oposiciones en 1957 tras unas oposiciones durísimas de 535 temas. Las recordaba a LA NUEVA ESPAÑA en la sección "Memorias", en el año 2010. Era un estudiante que acabó con 22 matrículas de honor en la carrera, y que como juez tuvo su primer destino en la localidad alavesa de Laguardia. Después en Tineo y más tarde en Puigcerdá (Gerona).

Con 32 años -edad récord- se incorpora a la Audiencia Territorial de Oviedo. En 1970 fue nombrado presidente de su sala de lo Contencioso Administrativo, el área jurídica que le entusiasmaba. Y en 1989 fue elegido presidente del recién creado Tribunal Superior de Justicia de Asturias. "Supo siempre estar en su sitio", asegura quien le sustituyó en el cargo, Julio García Lagares. "Una figura entrañable y equilibrada", añade José Antonio Soto-Jove, presidente de la Audiencia Provincial.

Eduardo Gota Losada se recordaba en sus memorias de niño jugando al fútbol en los prados de Llamaquique, afueras de la ciudad en los cuarenta. Muchos años más tarde aquella zona fue la elegida para la construcción del Palacio de Justicia. Fue su gran valedor, una carrera de fondo llena de obstáculos y que le generó una sensación final agridulce. Cuando el Palacio de Justicia fue inaugurado las dependencias ya se habían quedado pequeñas, por no mencionar su distribución interna manifiestamente mejorable. La plaza central que une el edificio de las Consejerías, la sede judicial y el centro cívico lleva el nombre de Eduardo Gota Losada como reconocimiento. Fue un acuerdo del Ayuntamiento de Oviedo en noviembre de 2001.

Vivió el polémico desdoblamiento de la Audiencia, la reforma judicial de 1989 que supuso la puesta en marcha en condiciones muy precarias de cuatro juzgados en Oviedo, dos en Gijón y uno en Avilés, el atentado de ETA al edificio de los juzgados en Gijón en 1996 que supuso casi dos años de retraso en el proyecto.

En el Tribunal Superior de Justicia de Asturias trabajó codo con codo con el que fuera primer secretario de la institución, Carlos Cima. Se llevaron muy bien porque compartieron sentido de lealtad. Se jubiló en 2000 dejando un legado sólido. "Dejó el TSJA en estado óptimo, una carretera muy bien construida", dice Julio García Lagares.

Gota Losada fue profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de Oviedo. Le tocó dar clases en el edificio histórico, donde él fue alumno. Generaciones posteriores lo recuerdan en el campus de El Cristo.

El consejero de Presidencia Guillermo Martínez acudió ayer por la tarde al tanatorio en nombre del Gobierno asturiano. Recordaba Martínez una máxima de Gota Losada: "Él mismo decía en sus intervenciones que las instituciones son las que permanecen, pero permanecen gracias a la entrega y el compromiso de personas como él, que ha tenido un papel muy relevante en la definición de la estructura de la justicia asturiana y en la mejora de sus medios".